"Ética y política: valores para un buen gobierno" - Óscar Diego Bautista

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1. Las sociedades contemporáneas se caracterizan por ser plurales y multiculturales, a diferencia de la homogeneidad de sociedades previas a la modernidad. Para la Política, esto significa que los gobernantes o funcionarios públicos deben tener en cuanta la existencia de una pluralidad de intereses y de múltiples puntos de vista (que a veces entran en conflicto) en el ejercicio de sus funciones públicas.

2. Así pues, y dada la complejidad de las sociedades actuales, lo que sostiene Bautista es que, para garantizar un buen gobierno de éstas, es necesario delimitar las funciones y el perfil del hombre político que opera la maquinaria del Estado moderno.

3. 1) Como ya se había mencionado, en una sociedad democrática confluyen una pluralidad de intereses, por lo que la función del político consiste en buena medida en "armonizar", en la medida de lo posible, la pluralidad de intereses de los múltiples ciudadanos a los que sirve.

4. Para conciliar los intereses en conflicto el político necesita dos habilidades:

5. a) Imparcialidad de Juicio, esto es, la capacidad que describiera Kant en su Crítica del Juicio y que supone un distanciamiento -toma de distancia- de los objetos que se pretende juzgar. Este distanciamiento, que es condición necesaria para generar un juicio imparcial, es lo que Kant llama el "modo de pensar extensivo", y "se realiza comparando nuestro juicio con otros juicios no tanto reales como más bien meramente posibles, y poniéndonos en el lugar de cualquier otro" (Kant, 2012, aforismo 40). En otras palabras, el "modo de pensar extensivo" -que resulta imprescindible para un buen político- es el resultado de abstraerse de las limitaciones que, de manera contingente, son propias de nuestro juicio, y con ello poder ignorar o no tener en cuanta lo que solemos llamar interés propio, que para Kant no es ilustrado ni es susceptible de serlo, sino que es siempre restrictivo (Arendt, 2003, p.85).

6. y, muy relacionada con lo anterior, b) el ejercicio del Pensamiento Crítico; éste sólo puede realizarse cuando las perspectivas de los demás (esto es, de intereses distintos a los propios) son tomadas en cuenta. Sin esta capacidad para pensar críticamente, los políticos se moverían ya sea en el terreno del dogmatismo y las ideologías, o en un egoísmo puro. La conciliación de intereses se logra a través del diálogo entre interésese opuestos, y el pensamiento crítico es la herramienta necesaria para emprender este diálogo.

7. En conclusión, fortalecer nuestras instituciones públicas actuales, las cuales, como bien menciona Bautista, atraviesan una crisis de credibilidad por parte de la ciudadanía, sólo "será posible si se eleva la conducta moral de los individuos que la integran mediante una adecuada formación ética", pues la Ética no es otra cosa que "la herramienta poderosa que forma la conciencia de los hombres y desarrolla plenamente su capacidad de juicio" (Bautista).

8. 2) En segundo lugar, para el buen funcionamiento de las instituciones políticas es indispensable que el político no anteponga sus intereses particulares o individuales en el ejercicio de sus funciones públicas, sino que éste debe tener siempre presente que sirve al cuerpo político en su totalidad, y no sólo a una parte (ya sea él mismo y sus propios intereses, o los interese de su partido, de alguna élite, etc.).

9. Y es sobre éste punto sobre el que más insiste el autor. Según Bautista, para que los políticos actúen "desinteresadamente", esto es, para que no actúen movidos por la avaricia, la ambición de poder, la vanidad, o, dicho simplemente, para que no se corrompan, es necesario que "interiorizen"ciertos valores (tales como la justicia, templanza, fortaleza, etc., altamente apreciados para el ejercicio político desde la antigüedad), es decir, que interioricen un código ético para que se conduzcan moralmente.

10. La ética y la política van de la mano porque para el buen mantenimiento de las instituciones públicas es necesario que personas morales ejerzan cargos públicos. Y que un político sea una persona moral no significa otra cosa sino que las decisiones que tome y las acciones que emprenda mientras se encuentre en el poder deben partir de principios éticos (orientados hacia el bienestar común), y no con el fin de satisfacer sus deseos o intereses individuales (egoístas).