1. Impulso de la civilización occidental.
1.1. Transformaciones del siglo XIX El siglo XIX fue uno de grandes agitaciones y cambios en la vida política, económica, social y cultural. Fue el siglo en el que se materializaron las aspiraciones de las revoluciones liberales y en el que también se eviden- ciaron las contradicciones internas de la idea de progreso que impulsó el desarrollo de la Revolución Industrial. Fue el siglo que vio nacer y morir al imperio napoleónico y en el que los grandes poderes decidieron el destino de nuevas naciones.
1.1.1. Mientras no se esparcieran las ideas liberales, que impulsaban los deseos de independencia y autodeterminación, los monarcas podrían mantener el poder absoluto sobre sus do- minios. Sin embargo, aunque esta estrategia probó ser efectiva durante un tiempo, también traería consecuencias importantes debido a que era imposible contener los nacionalismos que se fortalecían cada vez más dentro de los territorios controlados. Este orden empezó a disolverse en 1830, cuando las diferencias entre los partidarios de la monarquía y los liberales se hicieron más profundas y evidentes.
1.1.1.1. Por otro lado, los liberales apoyaban las ideas heredadas de la Ilustración y las revo- luciones norteamericana y francesa, así como la libertad de comercio y empresa, que sería uno de los pilares del desarrollo capitalista.
1.1.2. Liberalismo: con las ideas heredadas de la Ilustración y el liberalismo, volvieran a repetirse y pusieran en peligro la supervivencia del sistema absolutista. Esta fue sin duda una de las características defi nitorias de este periodo, ya que, si bien la idea era pacifi car a Europa después de años de confrontaciones, esta re- organización también cumplía la función de asegurar a las potencias su poderío sobre otros territorios dentro de Europa y sobre sus colonias en otros continentes.
1.1.3. A la par de estos procesos, la Revolución Industrial se manifestó en el desarrollo tecno- lógico y el auge del capitalismo, y también en una reorganización de las sociedades, tan- to en Europa como en otras partes del mundo. Así, las potencias europeas utilizaron las materias primas de sus colonias y de las naciones de América que habían obtenido su independencia para desarrollar sus industrias manufactureras; esto propició la consoli- dación de la burguesía y la empresa de negocios, así como el surgimiento de una nueva clase social: el proletariado.