LA CONSTRUCCIÓN DE LA ESPAÑA LIBERAL (1833-1874) Realizado por: Inma Tinoco García

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LA CONSTRUCCIÓN DE LA ESPAÑA LIBERAL (1833-1874) Realizado por: Inma Tinoco García by Mind Map: LA CONSTRUCCIÓN DE LA ESPAÑA LIBERAL (1833-1874) Realizado por: Inma Tinoco García

1. La guerra civil (1833-1840).

1.1. Tras la muerte de Fernando VII, liberales y absolutistas se enfrentan en la denominada guerra civil.

1.1.1. La reina regente María Cristina encargó formar gobierno a Cea Bermúdez.

1.1.2. Tomás de Zumalacárregui era un general carlista que destacó junto con su ejército.

1.2. Apoyos sociales y planteamientos de los liberales y absolutistas.

1.2.1. El absolutismo monárquico, la intransigencia religiosa y la defensa de los fueros y del régimen tradicional de propiedad de la tierra constituyeron el fundamento de la ideología carlista.

1.2.2. El carlismo contó con el apoyo de aquellos que se oponían a las reformas liberales y por la población campesina norteña.

1.2.3. Rusia, Austria y Prusia apoyaron a Carlos. Los regímenes liberales de Reino Unido, Francia y Portugal apoyaron a María Cristina.

1.3. Evolución de la guerra carlista.

1.3.1. -Escaso apoyo carlista en el Ejército, cuyos generales apoyaron a María Cristina. -El ataque sorpresa y la movilidad resultaron exitosos para la reina. -Carlos V gobernó entre El Ebro y el Cantábrico.

1.3.2. -Obsesión por tomar las capitales del país Vasco por parte de los líderes carlistas que concluyó con el sitio de Bilbao. -Tras la batalla de Luchana, el general Espartero levantó el sitio de Bilbao con la ayuda de la marina británica. -Entre 1836 y 1837 sucedieron expediciones militares carlistas para crear frentes y favorecer a Carlos V.

1.3.3. Continuaron las partidas guerrilleras mientras el ejército liberal fracasaba en sus enfrentamientos. -Aumentó el número de consejeros de la reina que pretendían garantizar los fueros vascos quitando su bandera a Carlos V. -El fin de la guerra llegó cuando Maroto mandó fusilar a los generales que se oponían a la paz.

1.4. El fin de la guerra y el acuerdo de Vergara.

1.4.1. Apareció el Convenio de Vergara en 1839.

1.4.1.1. Maroto, general liberal, pretendía recomendar al Gobierno el mantenimiento de los fueros y el reconocimiento de Isabel II como reina.

1.4.2. Tras la paz establecida en el País Vasco, los liberales acabaron con la guerra con la implantación del régimen constitucional.

1.4.3. El carlismo dió lugar a un conflicto que se manifestó a través de 3 guerras civiles entre 1833 Y 1876. Este fue un movimiento de protesta contra liberales, capitalistas, la industrialización y el urbanismo,y el socialismo y el laicismo.

2. La revolución liberal-burguesa.

2.1. Pretendían sustituir la sociedad feudoseñorial por la sociedad liberal-burguesa y capitalista.

2.1.1. Cambios políticos. Aparece el Estado constitucional.

2.1.2. Cambios económicos. Se expanden las fuerzas productivas.

2.1.3. Se impone la burguesía como clase social dominante.

2.1.4. Establecimiento del capitalismo como nuevo sistema económico.

2.1.5. Revolución liberal caracterizada por la fragilidad de los cambios, resistencias de los privilegiados, conflictividad y el retraso frente a la Europa occidental.

3. La evolución política (1833-1843).

3.1. Tras morir Fernando VII, los consejeros de la reina María Cristina de Borbón propusieron realizar reformas justas para atraer a carlistas y liberales. Sin embargo, esto resultó imposible.

3.2. Las corrientes del liberalismo: moderados y progresistas.

3.2.1. Modelo moderado.

3.2.1.1. Pretendía conciliar tradición y modernidad, dando prioridad a sus intereses económicos. Su objetivo era la construcción de un Estado unitario seguido de una administración centralizadora controlada por clases propietarias e ilustradas.

3.2.1.2. Poder controlado por las clases propietarias e ilustradas, dejando aisladas las clases populares.

3.2.1.3. Sufragio censitario.

3.2.2. Modelo progresista.

3.2.2.1. Plantea un programa reformista sustentado en principios políticos.

3.2.2.2. Sufragio censitario.

3.2.2.3. Las clases medias fueron la principal clientela política.

3.3. El Estatuto Real.

3.3.1. El nuevo ministro Martínez de la Rosa, en 1834, intentó igualar las tendencias de los liberales que apoyaban a María Cristina, para ello se elaboró el Estatuto Real.

3.3.2. Pretendía una transición entre el Antiguo Régimen y el Nuevo que no resultara radical.

3.3.3. Era una Carta otorgada. El monarca se limitaba a consentir otros poderes del Estado.

3.3.4. No logró satisfacer a los liberales radicales, que proponían una nueva Constitución o la vuelta a la de 1812.

3.4. El reformismo liberal. La Constitución de 1837.

3.4.1. La evolución de la guerra carlista y la pésima situación de la Hacienda Pública fomentaron una serie de levantamientos como las manifestaciones de anticlericalismo llevadas a cabo en Madrid (1834) para acabar con los frailes carlistas.

3.4.2. El malestar y la presión de los grupos liberales y de los jefes del Ejército obligaron a la reina a encargar el Gobierno al conde de Toreno, que incorporó a Juan Álvarez Mendizábal.

3.4.3. El malestar urbano fomentó rebeliones en parte del país que culminaron con el pronunciamiento de los sargentos en La Granja. Este movimiento obligó a la regente a restablecer la Constitución de 1812 y a entregar el Gobierno a progresistas.

3.4.4. Las Cortes Constituyentes elaboraron una nueva Constitución cuya promulgación coincidió con el avance carlista en Madrid y, la cual reflejó un consenso entre los grupos liberales para que pudieran gobernar ambos.

3.4.5. La Constitución era breve, bicameral, con soberanía nacional, división de poderes y reconocimiento de los derechos individuales. Se fomentaron la libertad de prensa, la autonomía política y de gestión otorgada a los ayuntamientos y la recuperación de la Milicia Nacional.

3.5. La regencia de Espartero.

3.5.1. Se dio una lucha por el poder entre moderados y progresistas fomentados por los asuntos de los ayuntamientos y la Milicia Nacional.

3.5.2. El prestigio de Espartero se vió incrementado gracias a su triunfo en Luchana y a la defensa de los alzamientos de las provincias frente al proyecto de Ley de Ayuntamientos sucedido en 1840.

3.5.3. Se formó un ministerio presidido por Espartero hasta 1842, cuando fue elegido regente por las Cortes.

3.5.4. Mandato lleno de revueltas encabezadas por generales moderados partidarios de María Cristina que había renunciado a gobernar, pero seguía influyendo desde Francia en la política española.

3.5.5. Espartero reprimió con dureza los pronunciamientos moderados.

3.5.6. En 1843, un pronunciamiento del general Narváez manifestó la escasez de partidarios de Espartero. Moderados y progresistas decidieron, entonces, acabar con su poder personal.

4. La Década Moderada (1844-1854).

4.1. Los moderados adquieren un mayor poder frente a los progresistas, a su vez, aparece la necesidad de asentar el Estado mediante la reforma de la Constitución de 1837.

4.2. Contrarreformas moderadas y Constitución de 1845.

4.2.1. El orden público estricto y el control político desde una centralizada Administración orientaron las contrarreformas moderadas.

4.2.2. En 1843 se sustituyó la Milicia Nacional por la Guardia civil, encargada del orden público y la propiedad privada.

4.2.3. En 1845 se suprimió el carácter electivo de los alcaldes, que serían nombrados por el Gobierno. Además, se estableció el control directo de la imprenta y de la prensa.

4.2.4. Finalmente se promulgó una nueva Constitución que establecía una soberanía compartida, limitando el poder de las Cortes y ampliando el del rey.

4.3. El clericalismo moderado: el concordato de 1851.

4.3.1. Imposición de la religión católica, apostólica y romana en la nación española. Los moderados pretendían restablecer las relaciones con el papa y negociaron un concordato que se firmaría en 1851.

4.3.2. El concordato interpretaba que la única religión del Estado era la católica. Como consecuencia, los obispos intervenían en la enseñanza y los Gobiernos debían apoyarles en la represión de las doctrinas heréticas. En 1844 se permitió la censura de obras sobre religión y moral.

4.3.3. En el orden político, Roma aceptaría que los bienes de desamortizados quedaran en manos de sus propietarios y la renovación del derecho de presentación de obispos.

4.3.4. En el orden público, se estableció un pacto con la religión para el acercamiento con la Iglesia.

4.4. La organización de la Administración.

4.4.1. Los objetivos de los moderados eran el establecimiento de un orden jurídico unitario, una Administración centralizada y una Hacienda con unos impuestos únicos.

4.4.2. Se eliminaron los fueros, leyes y costumbres excepcionales. Se formó una Comisión General de Codificación para elaborar un proyecto de Código Civil centrado en la defensa de la propiedad privada y, para complementarlo, se publicó el nuevo Código Penal en 1848.

4.4.3. La centralización, sustentada por la reforma territorial de Javier de Burgos de 1833, quedó consolidada y uniformada, concentrando en los gobernantes civiles la autoridad de cada provincia y, además, de ellos dependían los alcaldes de las poblaciones.

4.4.4. Mediante un decreto se centralizó la instrucción pública y se organizó la enseñanza según el modelo francés (1845).

4.4.5. Se reformó la Hacienda, concretándola en nuevas contribuciones directas e imponiendo impuestos como los consumos y otros impuestos indirectos.

4.4.6. La reforma fiscal de Mon-Santillán estableció un sistema fiscal que no cumplía los requisitos de un sistema tributario moderno y que recaía sobre las capas populares.

5. El Bienio Progresista (1854-1856).

5.1. El escandaloso favoritismo social y la generalizada corrupción en política por parte de los Gobiernos moderados provocaron levantamientos populares. La revolución de 1854 llevó a un cambio político mediante un nuevo pronunciamiento militar.

5.2. En 1854 el general moderado O'Donnell se enfrentó a las tropas del Gobierno en Vicálvaro. En Manzanares se le unió el general Serrano y decidieron lanzar un Manifiesto al País con promesas progresistas. Entonces proliferaron las agitaciones populares y se llevó a cabo un movimiento popular y progresista. Por todo ello, Isabel II le entregó el poder al general Espartero.

5.3. Las reformas progresistas del Bieno.

5.3.1. Comenzó una nueva época llamada el Bienio Progresista, que duró hasta 1856, y en la cual los Gobiernos llevaron a cabo medidas liberales.

5.3.2. Se elaboró una Constitución que no fue promulgada debido a diversos sucesos políticos. El partido progresista imponía la soberanía nacional, limitaba el poder de la Corona, sometía a la prensa al juicio de un jurado, se restableció la Milicia Nacional, los alcaldes fueron elegidos por los vecinos, el Senado lo eligieron los votantes y se impusieron la autonomía de las Cortes y la primacía del Congreso sobre el Senado.

5.3.3. La política económica se centró en la desamortización y otras leyes aperturistas como la de Ferrocarriles (1855), la Ley Bancaria (1856) y la creación del Banco de España.

5.4. Nuevas corrientes políticas.

5.4.1. La preocupación por liberalizar los derechos individuales y el mecanismo electoral fomentaron la aparición de nuevas corrientes políticas. A partir del progresismo se consolidaron los demócratas y republicanos y, esta última se recogía en el socialismo y el federalismo.

5.4.2. Aparece el Partido Demócrata durante la regencia de Espartero y la opinión democrática y republicana se vieron influidas por el fourierismo.

5.4.3. El movimiento obrero español surgió con las primeras organizaciones de trabajadores en Cataluña. Con el Bienio Progresista, el movimiento obrero empezó a preparar sus fórmulas de acción.

5.4.4. El carlismo reaparece, promoviendo partidas armadas en el campo.

5.4.5. Debido a los diversos levantamientos de obreros y campesinos y los intentos políticos revolucionarios de acabar con los Gobiernos se dio una nueva crisis.

6. La cultura en la España liberal.

6.1. La revolución liberal-burguesa implicó una profunda transformación cultural en las sociedades de Occidente

6.1.1. La secularización de la cultura. La cultura burguesa adopta nuevos valores como el progreso, la mejora de las condiciones de vida, abandono de mitos religiosos,etc.

6.1.2. La creación de una conciencia nacional en la sociedad.

6.1.3. La generalización de la alfabetización.

6.1.4. La aparición de un nuevo concepto de patrocinio de la creación cultural, literaria y artística. La clientela del intelectual, el creador y el artista pasa a ser la burguesía y, el Estado, su obra.

6.1.5. La creación de un sistema educativo reglado por el Estado.

6.2. Los cambios culturales se abrieron paso con dificultad debido a importantes resistencias y al mantenimiento de la vieja cultura oficial eclesiástica.

6.3. Cultura y educación en la crisis del Antiguo Régimen (1789-1833)

6.3.1. La vida cultural española reflejó la mala situación del país y las luchas sociales. La preocupación fundamental fue establecer un sistema educativo básico de implantación estatal.

6.3.2. El Trienio Liberal supuso un impulso cultural y educativo. La Década Ominosa acabó con lo anterior y generó el exilio de intelectuales. Sin embargo, se creó el Museo del Prado como depósito de la colección real de pinturas por orden de Fernando VII en 1868.

6.4. La cultura romántica de la España isabelina.

6.4.1. La España isabelina es la época del romanticismo que introduce la afición por temas históricos, el patriotismo y la primacía de la libertad y el sentimiento.

6.4.2. Esta cultura romántica fomentó movimientos culturales y literarios de carácter nacional como la Reinaxença catalana.

6.4.3. En cuanto a la enseñanza, la Ley de Claudio Moyano (1857) reglamentó un sistema educativo de ámbito estatal. La enseñanza pasó a ser cuestión de Estado e instrumento de difusión de los valores de la burguesía triunfante.

6.4.4. Destaca la escasa atención a la educación de las mujeres. Estas estaban excluidas de la educación secundaria y universitaria debido a que carecían de conocimiento social y jurídico.

6.5. La proyección cultural de España.

6.5.1. La guerra de la Independencia puso de moda en Europa las peculiaridades paisajísticas, culturales y sociales de España. Así, aparecieron algunos de los tópicos más persistentes de la imagen española.

6.5.2. El atractivo de un país de compleja cultura y rica, sumido en el atraso económico y cultural, fue tema de las artes plásticas y de los temas operísticos.

6.6. La desamortización y el patrimonio cultural español.

6.6.1. Durante el siglo XIX se produjeron destrucciones y pérdidas masivas de obras de arte y vestigios histórico-culturales.

6.6.2. La primera fue el sexenio de 1808 hasta 1814, cuando salieron del país numerosas obras de arte.

6.6.3. Debido a la desamortizaciones, se promulgó una real orden en 1840 por la que las autoridades provinciales debían elaborar un catálogo de bienes inmuebles de valor artístico para conservar y catalogar los monumentos y objetos artísticos.

6.6.4. Gran parte del patrimonio quedó en el abandono y sometido al expolio generalizado.

7. La Unión Liberal y el retorno del moderantismo (1856-1868).

7.1. La crisis se produjo en 1856, y O'Donnell dió un golpe de Estado contra la mayoría parlamentaria y desplazó el poder al general Espartero y al partido progresista, asumiendo la presidencia del Gobierno con el respaldo del nuevo partido, la Unión Liberal, cuyo objetivo político era la consolidación de la monarquía constitucional, el respeto a los derechos y libertades, el restablecimiento del orden público y la conciliación de las tendencias moderadas y progresistas.

7.2. O'Donnel pretendía establecer un liberalismo centrista. Repuso la Constitución de 1845 mediante el reconocimiento de algunos principios progresistas, la supresión de la Milicia Nacional y la reorganización de los ayuntamientos. El Gobierno de la Unión Liberal fue breve ya que Narváez retomó el poder con el apoyo de la reina y de los neocatólicos que se identificaban con la facción mas reaccionaria del moderantismo.

7.3. Entre 1858 y 1863 España se incorporó a la reconstrucción de un imperio colonial. La guerra de Marruecos (1859-1861) junto con sendas expediciones a México e Indochina le dieron prestigio al Gobierno. El general Prim (líder progresista y defensor de la monarquía constitucional) adquirió un gran reconocimiento. Sin embargo, en 1864 vuelve Narváez al Gobierno y establece una política conservadora y de represión de las libertades públicas.

7.4. La crisis de 1866 y el agotamiento del régimen isabelino.

7.4.1. La ineficacia del moderantismo, el descrédito de Isabel II y de su corte de los milagros y el malestar social provocado por la crisis industrial financiera y de subsistencia (1866) fomentaron la crisis final del reinado de la misma.

7.4.2. La crisis económica general se agudizó en 1866.

7.4.3. Prim preparó una serie de planes para acabar con el Gobierno. En Ostende, pactó una alianza con el Partido Demócrata.

7.4.4. En 1868 se produjo una sublevación triunfante que provocó la caída de la dinastía borbónica y la esperanza democrática en España.

8. Economía y sociedad en la España isabelina.

8.1. La revolución liberal comenzó en 1808. Las principales normas legales pretendían redefinir el nuevo derecho de propiedad.

8.2. Los principios económico-sociales del liberalismo.

8.2.1. Según la doctrina liberal, se añade la propiedad al derecho natural a una existencia feliz. Además esta se convierte en el sustento de la riqueza nacional y se permite a cada individuo acumular la máxima propiedad posible.

8.2.2. El Estado debía debía garantizar la inviolabilidad de dicho derecho y proporcionar la libertad necesaria para ejercerlo, pero no podía limitarlo.

8.2.3. Encontramos una correlación entre propiedad y libertad: sin propiedad la libertad sobraba.

8.3. La desamortización.

8.3.1. Los diputados de las Cortes de Cádiz (1811-1813) iniciaron la labor de convertir la propiedad inmueble del Antiguo Régimen en libre.

8.3.2. Primero se desvincularon los bienes de la nobleza y se desamortizaron los bienes eclesiásticos y municipales para sacar al mercado libre bienes, que el Antiguo Régimen había dejado al margen. Todo ello supuso la abolición de los señoríos, la supresión de los mayorazgos y la incautación por parte del Estado de dichos bienes que dejaron de ser de manos muertas y se convirtieron en bienes nacionales; además fueron puestos en venta.

8.3.3. El proceso desamortizador.

8.3.3.1. La desamortización había comenzado a ser aplicada en el siglo XVIII. Desde la puesta en venta de los bienes de los jesuitas hasta 1924, pasaron a manos de propietarios particulares el 40% de la propiedad colectiva. Este proceso fue resultado de varias desamortizaciones como la de Godoy, la de las Cortes de Cádiz, la del Trienio Liberal, la de Mendizábal y la de Pascual de Madoz.

8.3.4. La desamortización de Mendizábal.

8.3.4.1. Su decreto (1836) rompió las relaciones con Roma y removió y dividió la opinión pública, adquiriendo el nombre de la desamortización por antonomasia. Cuando Mendizábal llegó para presidir el Gobierno pretendía garantizar el Estado Liberal y el trono de Isabel II. Para ello, debía ganar la guerra carlista y disminuir la deuda pública, por lo que recurrió a los bienes eclesiásticos.

8.3.4.2. Objetivos: ganar la guerra carlista, eliminar la deuda pública, atraer a las filas liberales a los principales beneficiarios de la desamortización, solicitar nuevos préstamos, hacer a la propiedad eclesiástica libre e individual y reformar la Iglesia.

8.3.5. La desamortización general de Madoz

8.3.5.1. En 1855 el ministro de Hacienda, Madoz, publicó su Ley de Desamortización General en la que se ponían en venta todos los bienes de propiedad colectiva. El dinero obtenido pertenecía a los ayuntamientos y fue dedicado a la expansión del ferrocarril. Entonces, la burguesía con dinero fue de nuevo la gran beneficiaria.

8.3.6. Resultados de la desamortización

8.3.6.1. La desamortización provocó una expansión de la superficie cultivada y una agricultura más productiva.

8.3.6.2. El aumento sostenido de la población pudo favorecer la extensión e intensificación del cultivo.

8.3.6.3. En lo social, apareció un proletariado agrícola formado por campesinos sin tierras y se originó una burguesía terrateniente que pretendía imitar a la vieja aristrocracia.

8.3.6.4. En cuanto a la estructura de la propiedad, predominaba el latifundismo en el centro y el sur del país y el minifundio en extensas áreas del norte y noroeste.

8.3.6.5. El cambio de manos de propiedades municipales empeoró las condiciones de vida del pequeño campesinado.

8.4. La libertad económica.

8.4.1. Tras convertir la tierra en un bien libre de mercado, era necesario completar la modernización económica mediante la liberalización del tráfico comercial y de la actividad industrial.

8.4.2. Los frecuentes cambios de orientación económica entre proteccionismo y librecambismo dificultaron la industrialización española.

8.5. Los comienzos de la industrialización.

8.5.1. La industria textil.

8.5.1.1. La producción textil fue fundamental para la industrialización española, junto con la siderurgia y el ferrocarril. La especialización de Cataluña en la industria textil, le proporcionó una estructura semejante a otras áreas industrializadas de Europa.

8.5.2. La siderurgia.

8.5.2.1. La industria, desde el algodón, se centró en el hierro y el acero, además se comenzaron a usar altos hornos. Málaga y Marbella fueron los principales centros de hegemonía siderúrgica entre 1830 y 1850. En 1860 destacó Asturias gracias al carbón mineral

8.5.3. El ferrocarril.

8.5.3.1. La expansión del ferrocarril, que se dió en el siglo XIX, determinaba el grado de industrialización de cada país. Este fue fundamental para el crecimiento económico de los distintos países.

8.5.3.2. Su expansión se retrasó en España por el estancamiento económico, el atraso técnico, la ausencia de capitales privados, la inestabilidad política y la ausencia de ingresos estatales.

8.5.3.3. A partir de la Ley General de Ferrocarriles de 1855, se construyó la red ferroviaria con rapidez frente a la entrada de capitales franceses, belgas e ingleses. Sin embargo, no se consiguió alentar el crecimiento económico y el desarrollo industrial de España.

8.6. La nueva estructura social.

8.6.1. La muerte de Fernando VII llevó al asentamiento de la sociedad clasista, que sustituía a la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Se organizan las escalas sociales según el esfuerzo y el mérito de los hombres, que se expresa con la propiedad. La participación política se determina mediante el sufragio censitario.

8.6.2. La aristrocracia.

8.6.2.1. La nobleza mantenía una vigencia (validez) social.

8.6.2.2. La mentalidad nobiliaria fue el motor que promovió los movimientos ascensionales (asciende) de la burguesía dentro de la pirámide social.

8.6.2.3. La nobleza era una élite asociada a la burguesía con gran poder económico e influencia política. Sin embargo, su poder económico permanecía intacto. Esta pretendía conseguir la situación liberal.

8.6.3. La Iglesia.

8.6.3.1. En 1845, la Iglesia aparecía como un elemento útil para el mantenimiento del régimen político.

8.6.3.2. La participación del alto clero en el Senado sería moderada y se pretendía promocionar la paz entre españoles para asentar el orden. Debido a la desamortización, sufrió la pérdida de poder político y pasó a depender económicamente del Estado.

8.6.4. El Ejército: los espadones.

8.6.4.1. Otro grupo del estrato superior y de gran influencia fue el de los jefes militares. La victoria en la guerra civil les proporcionó una seguridad y se sintieron, ante todo, monárquicos constitucionales, además, debían mantener el orden social.

8.6.4.2. Participaban en los Gobiernos lo que inició el régimen de los generales donde destacaron Espartero, Narváez, O'Donnell, Prim y Serrano.

8.6.4.3. La clase media los aceptó porque garantizaban la guarda de su propiedad.

8.6.4.4. El grupo militar en el Senado complementaba la labor de los presidentes militares de gobierno. La unión de este grupo con la nobleza reforzaba su poder.

8.6.5. La burguesía.

8.6.5.1. Isabel II ganó la guerra civil y se asentó en el trono gracias al apoyo de la nueva burguesía. Esta burguesía desplazó a la aristrocracia como clase dominante y adquirió su poder, es decir era una burguesía aristocratizante.

8.6.5.2. Políticos, funcionarios, propietarios agrícolas y empresarios industriales se consideraron los representantes de las clases acomodadas por los distintos grupos de nobles, eclesiásticos y militares. Estaban incluidos en la clase media donde también se encontraba la baja burguesía. Eran defensores de la propiedad privada, de los derechos individuales y de la participación política y la nueva economía industrial. Este estrato sustentaba la nueva mentalidad burguesa española, aceptando la idea del progreso.

8.6.6. Las masas populares: campesinos y proletarios.

8.6.6.1. Había, además, una movilidad entre el estrato medio y e el inferior. Dentro de este existían diferentes niveles que descendían hasta el proletariado, entendido como la capa más baja entre las sociológicamente populares debido a su nivel económico y estimación social. El estrato inferior estaba diferenciado en dos grupos: el rural y el urbano. Ambas sociedades no podían ser comparadas numéricamente. Dentro de cada una encontramos una gran variedad de oficios y ocupaciones con distintos salarios.

9. El Sexenio Democrático (1868-1874).

9.1. La Revolución de 1868.

9.1.1. En septiembre de 1868, el almirante y jefe de la armada Topete, se sublevó en Cádiz y pidió el apoyo de la población civil. Se formaron juntas revolucionarias por todo el país. El Manifiesto de la Junta Revolucionaria de Cádiz concluyó con el triunfo de la revolución. Por ello, Isabel II perdió su apoyo y se fue a Francia.

9.1.2. El Sexenio de 1868 a 1874 fue decisivo en la historia. La revolución supuso la afirmación de un nuevo sentido liberal, el fin del régimen de los anteriores generales y el triunfo de la sociedad civil.

9.2. La Constitución democrática de 1869.

9.2.1. El objetivo del provisional Gobierno formado por la Unión Liberal y progresistas fue elaborar una nueva Constitución. Se convocaron Cortes constituyentes con sufragio universal masculino lo que aumentó los votantes.

9.2.2. La Constitución fue promulgada en 1869 y recogía una soberanía nacional y establecía la división de poderes, el derecho de reunión y la asociación y libertad de cultos.

9.2.3. El Estado adquirió una monarquía democrática (rey reina pero no gobierna) que establecía cortes bicamerales y definía el Gobierno como un órgano con poder ejecutivo y responsabilidad política.

9.3. La búsqueda de un rey demócrata (1869-1870).

9.3.1. A pesar de la nueva Constitución, España no tenía rey. Por ello, se instauró una regencia presidida por el General Serrano, mientras Prim se hizo con la dirección del Gobierno.

9.3.2. Debido al exilio de Isabel II de Francia no era posible hacer rey a su hijo, Alfonso XII, debido a su edad.

9.3.3. Las diferentes corrientes políticas presentaban sus candidatos en la prensa y los debates para ocupar el trono vacante.

9.4. Nuevos conflictos.

9.4.1. Mientras se buscaba rey, resurgió el problema colonial. La inestabilidad política peninsular y la acción de sociedades secretas independentistas desembocaron en la insurrección cubana, comenzando una guerra que duraría 10 años.

9.4.2. El afán de Prim fue conciliar las distintas posiciones de los partidos hasta que hubiera un rey. Resurgieron los carlistas que reclamaban a don Carlos como rey (nieto Carlos María Isidro), mientras que los republicanos se oponían al establecimiento del régimen monárquico. Todo ello llevó a una serie de movilizaciones populares que se convirtieron en una respuesta anarquista contra la propiedad privada.

9.5. La monarquía de Amadeo de Saboya (1870-1873).

9.5.1. En 1970, don Amadeo, duque de Aosta, tomó la corona, presionado por la casa de Saboya, gracias a las buenas gestiones de Prim y de las logias masónicas.

9.5.2. La muerte de Prim dividió al progresismo y debilitó al principal apoyo de Amadeo,las agitaciones obreras y la crisis colonial causaron el fracaso de la primera experiencia de monarquía constitucional en España. Amadeo terminó entregando su carta de abdicación en 1873 y, por ello, el Congreso y el Senado proclamaron la República.

9.6. La Primera República (1873).

9.6.1. Fue una ocasión revolucionaria perdida debido a la lucha por el poder de los partidos de las clases medias radicales. La Asamblea designó a Estanislao Figueras como presidente de una república unitaria, el cual pretendía promulgar una nueva Constitución y llevó a cabo medidas democráticas durante su gobierno.

9.6.2. En las elecciones a Cortes triunfaron los republicanos federales. Entonces Figueras devolvió el poder a las nuevas Cortes y esta proclamaron la República Democrática Federal, donde se propuso a Pi i Margall como presidente del Gobierno.

9.6.3. Surgieron discrepancias entre los republicanos en cuanto a la organización española y se apreciaron dos grupos, los transigentes y los intransigentes. Ambos presentaron sus proyectos a las Cortes pero el de los intransigentes fue rechazado. Su retirada inició una revolución cantonal que comenzó en Cartagena. En esta revolución confluyeron otras 3 revoluciones: la regionalista, la política y la social. Pi i Margall dimitió al no conseguir que se aceptara el proyecto transigente de Constitución y le sucedió Salmerón.

9.6.4. Salmerón acabó dimitiendo por problemas de conciencia y, Emilio Castelar, fue elegido como nuevo presidente del Gobierno. Su programa pretendía restablecer el orden. Los diputados de izquierda buscaron su dimisión pero, gracias al golpe de Estado del general Pavía, no lo consiguieron. Además las Cortes se disolvieron y, todo ello, llevó al fin de la Primera República.

9.7. La política económica del Sexenio.

9.7.1. Los progresistas y demócratas de este período buscaban el crecimiento económico. Destaca Laureano Figuerola que propuso importantes reformas.

9.7.2. Se creó la peseta en 1868; esta nueva moneda se vinculaba al sistema de paridades de la Unión Latina que lideraba franco francés desde 1865.

9.7.3. Para solucionar el problema de la Hacienda se creó el Banco Hipotecario en 1872 y se otorgó al Banco de España el monopolio de la emisión de billetes.

9.7.4. Destaca la Ley Arancelaria de 1869 como idea progresista que reducía los impuestos aduaneros para facilitar la importación de bienes y la exportación de alimentos y materias primas.

9.7.5. La Ley de Sociedades Anónimas y la Ley de Minas de 1871 permitieron obtener inversiones exteriores y entrada de capitales para financiar el crecimiento económico.