1. Pueblos germánicos.
1.1. Un jefe bárbaro, Odoacro, depuso a Rómulo Augústulo, último emperador del Imperio Romano de Occidente, que se dividió en múltiples reinos independientes
1.1.1. Los visigodos, que establecieron su reino en Hispania.
1.1.2. Los vándalos, que tras su paso por Hispania, establecieron su reino en el Norte de África.
1.1.3. Los ostrogodos, que reinaron en Italia.
1.2. Estos reinos duraron poco. En la segunda mitad del s.VI sólo subsistía el reino visigodo, que sobreviviría hasta el 711.
2. Cambios sociales, políticos y económicos
2.1. Las instituciones políticas y los sistemas sociales y económicos de los pueblos germánicos eran mucho más simples que los del Imperio Romano.
2.1.1. economía y sociedad también sufrieron importantes cambios. Los germanos suponían la minoría de la población, aunque ostentaban el poder.
2.1.1.1. Al principio, tras las invasiones, la población germana y la romana vivían de forma distinta, regidos por una doble legislación y con distintas costumbres y creencias.
2.1.2. En cuanto a la organización política, los reinos germánicos empezaron respetando las instituciones imperiales.
2.1.2.1. El rey era elegido por los nobles, pero la inestabilidad resultante (muchos eran asesinados con frecuencia) provocó que poco a poco las monarquías se hicieran hereditarias
3. Los bárbaros
3.1. Uno de los mayores problemas con que se enfrentaba el Imperio era la presión de los pueblos bárbaros.
3.1.1. ¿Quiénes eran estos bárbaros?
3.1.1.1. Los romanos dieron el nombre de bárbaros a todos los pueblos extranjeros más allá de sus fronteras.
4. Las grandes invasiones
4.1. Estos pueblos que al principio entraron de forma pacífica, pronto se enfrentaron a Roma. En 378 los visigodos y ostrogodos vencieron al Emperador en Adrianópolis.
4.1.1. Los primeros se establecieron en los Balcanes, mientras que los segundos se extendieron por la Dacia.
4.1.1.1. En 395 se produjo la división del Imperio y, mientras que el Imperio de Oriente fue capaz de resistir los ataques de los pueblos bárbaros, el de Occidente no pudo detenerlos