caractristicas del periodo entre guerras

Periodo entre Guerras - Pilar Maldonado

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1. Frente al ascenso de la ultraderecha, se gestaron movimientos que, aunando diversas sensibilidades, tenían como objetivo atajar el auge de los totalitarismos. Así surgió el frentepopulismo. Ejemplos del mismo los hubo en Francia y España, pero ello no bastó para contrarrestar la postración que padecían los movimientos revolucionarios de izquierda: los socialdemócratas desaparecieron de la escena política en Alemania tras el ascenso de Hitler al poder, los laboristas británicos sufrieron importantes pérdidas de afiliados y electores. El internacionalismo proletario (III Internacional) también vio frustradas sus aspiraciones revolucionarias. III Internacional

2. El fin de la Primera Guerra Mundial había provocado profundas divisiones entre los supervivientes de la contienda, obligados a superar las condiciones demográficas, políticas y económicas en el medio de una catástrofe cultural sin precedentes. Intelectuales como Drieu La Rochelle y Jean Prévost, combatientes en el ejército francés durante el conflicto, se encargaron de transmitir en la derecha el desencanto de quienes fueron saludados como héroes y, casi siempre, rechazados como alborotadores, mendigos, venidos de la vergüenza y el desastre Desde otro punto de vista ideológico, artistas como Georges Grosz y Otto Dix grabaron desde Alemania la cara más desagradable de la guerra en sus pinturas de veteranos, oficiales corruptos y prostitutas.

3. Al finalizar la Guerra mundial, los estados europeos adoptaron el liberalismo democrático. Sus constituciones recogieron las libertades individuales y el sufragio universal. Pero la incapacidad del liberalismo clásico para evitar la crisis y, una vez desatada, para hacerle frente, impulsó el auge de ideologías nacionalistas y totalitarias que arraigaron en algunos países: Alemania e Italia constituyen los ejemplos paradigmáticos, si bien hubo otros muchos (Austria, Polonia, Yugoslavia, etc). En otras partes hubo tendencias filofascistas, fue el caso de Gran Bretaña (Oswald Mosley), Bélgica (Léon Degrelle) o Francia, pero estos movimientos carecieron del suficiente empuje para acceder al poder.

4. El efecto social más evidente de la crisis de 1929 fue el crecimiento del paro a nivel mundial. El número de desempleados se evaluó en al menos 40 millones. Los que conservaron sus empleos sufrieron un importante recorte en sus salarios.