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automatas por Mind Map: automatas

1. EL GRAN AJEDRECISTA TURCO El autómata más famoso de la historia fue un “impostor”. En 1769 el aristócrata húngaro Wolfgang von Kempelen fabricó un imponente busto de madera de un jugador de ajedrez, conocido como El Turco por su atuendo. Emergía detrás de una gran mesa cerrada de madera (que albergaba un complejo sistema de engranajes, cables y poleas) presidida por un tablero de ajedrez. Pronto ganó fama a través de un tour de exhibiciones por los salones y auditorios más distinguidos de Europa, en los que el autómata desafiaba —y siempre derrotaba— a los insignes asistentes, como Napoleón Bonaparte.

2. LES PETITS AUTOMATES DE JAQUET-DROZ Los autómatas alcanzaron su momento de mayor esplendor en la Europa del s. XVIII, cuando gracias al desarrollo de los mecanismos de relojería se hizo posible la miniaturización de los aparatos. Por eso muchos de los más famosos constructores de autómatas eran también reputados relojeros. Como el maestro suizo Pierre Jaquet-Droz, quien entre 1768 y 1774 construyó tres autómatas de extraordinaria complejidad.

3. EL PATO DIGESTOR DE VAUCANSON En 1738 salieron a la luz las tres creaciones más famosas del inventor francés Jacques de Vaucanson (1709-1782), que lo sitúan como uno de los más grandes constructores de autómatas de todos los tiempos. Dos de ellos, a tamaño real y con apariencia de pastores, podían interpretar una docena de canciones con instrumentos reales.

4. El concepto de robot es relativamente reciente: fue introducido en 1921 por el escritor checo Karel Capek en su obra R.U.R, para designar a una máquina que realiza tareas en lugar del hombre.

5. Los autómatas (del griego automatos, o “ingenio mecánico que obra por sí mismo”), han sido objeto de deseo y fascinación para el hombre desde la antigüedad.

6. LA ORQUESTA AUTÓMATA DE AL-JAZARI Los primeros ejemplos de autómatas conocidos aparecieron en el mundo islámico en los siglos XII y XIII. Destacan por su sofisticación los creados por el inventor árabe Al-Jazari, quien en 1206 describe algunos de sus más notables creaciones: un escanciador de vino automático, un mecanismo dispensador de jabón y toallas, y una orquesta-autómata que operaba gracias a la fuerza del agua. Esta última estaba destinada a amenizar fiestas y banquetes con música mientras flotaba en un estanque, lago o fuente. Al fluir, el agua ponía en marcha un tambor giratorio con clavijas que, a su vez, desplazaban unas palancas cuyo movimiento producía los diferentes sonidos y movimientos. Dado que las clavijas responsables de las notas musicales podían ser intercambiadas por otras distintas, con el objetivo de interpretar otra melodía, se considera una de las primeras máquinas programables de la historia.