1. Entonces, ¿la democracia es buena o mala?
1.1. No podemos decidir si es buena o es mala, pero es definitivamente la opción más justa descubierta hasta el momento. Es la manera más viable de darle solución pacífica y garantizar que se toman en cuanta cada una de las decisiones y opiniones emitidas por todos.
2. ¿Merecemos el derecho a elegir lo que queremos para nosotros y nuestra vida?
2.1. La libertad tiene dos dimensiones que los filósofos llaman “libertad de” y “libertad para”. La primera, “libertad de”, se refiere a la ausencia de los límites externos que pudieran, en manera arbitraria o caprichosa, restringir nuestra capacidad de decidir o hacer.
2.1.1. ¿Somos todos merecedores de una libertad?
2.1.1.1. Como seres individuales e independientes, merecemos dicha libertad. Pueden haber personas que debido a sus malas acciones, sea cuestionado si merecen los mismos derechos de aquellas que actúan bien; pero para esto existen las leyes, al romperlas se aplican castigo y ciertas privaciones en las decisiones generales.
2.1.1.1.1. ¿Somos todos iguales para tener los mismos derechos al momento de elegir?
3. ¿Somos capaces de decidir lo que es mejor para nosotros mismos?
3.1. Es una pregunta bastante compleja de responder, hay subjetividad en la “capacidad para” de cada persona. En este sentido, no podemos asegurar que todos los miembros de una comunidad/estado sean 100% razonables.
3.1.1. ¿No es mejor dejarle la responsabilidad de las decisiones importantes a las personas más capacitadas?
3.1.1.1. Existen personas que, en base a estudios y experiencias, podrían considerarse mucho más aptos para tomar aquellas decisiones importantes. Pero, ¿un tercero realmente sabe qué es lo mejor para mí? Si cedemos nuestros derechos de elegir, estaremos cediendo también nuestra libertad de pensamiento y expresión propia.
3.1.1.1.1. Viéndolo de este nuevo punto, de nuevo, ¿somos capaces de elegir lo que es mejor para nosotros?