1. La notoria puerilidad del temperamento deportivo se advierte enseguida, si fijamos nuestra atención en el elemento de la ilusión y engaño propio de toda actividad deportiva. Esa propiedad la comparte el deporte con el juego infantil y con la gesta heroica, que tanto entusiasma al niño.
2. Cualquier miembro de la sociedad aficionado al deporte justifica su actitud, ante si mismo y ante sus vecinos, y generalmente aduciendo, que el deporte es un medio de educación inestimable.
3. Naturalmente, las características de temperamento depredador pueden parecer deseables por razones que nada tiene que ver con la economía.
4. Las propiedades, del hombre depredador de ninguna manera están muertas en el mundo moderno, se hallan dispuestas a aparecer en cualquier momento, en cuanto se apela los sentimientos en los que suelen manifestarse.
5. La posición dominante y el aumento de ese tipo humano que se caracteriza por la afición al deporte tienen ciertas consecuencias.
6. La mas inmediata e inequívoca expresión de aquella arcaica naturaleza humana que caracteriza al estadio depredador, es la tendencia a la lucha.
7. El único estrato social que podría discutir a la clase ociosa hereditaria el honor de un espíritu guerrero convertido en uso social, era el de los criminales.
8. La jerga deportista, por lo demás, esta formada por giros muy truculentos, tomados por lo general, del vocabulario guerrero.
