1. Heráclito
1.1. Fue un filósofo griego que se adelantó al pensamiento de filósofos contemporáneos. Para Heráclito las cosas no tienen un Ser inmóvil siempre el mismo, lo que existe es un Ser en movimiento que se transforma. Por lo tanto para Heráclito sólo el cambio existe.
1.2. De origen aristocrático, quizá de sangre real; la leyenda lo muestra como un solitario que se alejó del poder y de los hombres. De su obra se conservan 126 fragmentos; que quizá nunca hayan formado una obra unitaria; y el hermetismo de su doctrina o de su estilo justifica el calificativo de “oscuro” que le adjudicaron sus contemporáneos.
1.3. A Heráclito se lo llama “el Oscuro” por la dificultad que encierran los fragmentos que se conservan de su obra.
1.3.1. Heráclito atribuye realidad a lo concreto, múltiple y cambiante, es decir, a un Universo formado por contrarios en perpetua oposición, a lo que el logos o razón, conduce a una síntesis armónica. Existe devenir porque hay tensiones entre contrarios y la realidad es la unidad de los opuestos. Interpretado a veces como un relativista por su afirmación del cambio, hoy es generalmente considerado como un gran metafísico y como el fundador de la dialéctica, método filosófico que trata de la razón y sus leyes, que procura definir y resolver las contradicciones del pensamiento y de la realidad histórica.
1.4. La obra de Heráclito es fragmentario—al menos según la conservamos—; y su estilo enigmático, hace difícil su comprensión. Se pueden advertir algunas ideas bastante nítidas; pero luego resulta difícil, si no imposible, armonizarlas e integrarlas. Por de pronto, Heráclito pone de manifiesto el carácter cambiante de la realidad; al punto de decir que lo realmente existente es el devenir; el cambio, el incesante fluir de todas las cosas (panta rei).
1.4.1. De allí su famosa frase: “No puede uno introducirse dos veces en el mismo río”. Y este devenir se expresa en una suerte de sucesión —tensión y armonía a la vez— entre términos contrarios; la noche y el día, la vida y la muerte, la juventud y la vejez, en fin, el ser y el no ser.
1.5. Otro punto importante en Heráclito es la presentación del fuego (pur), como el arché de todas las cosas; sustancia en la que todo tiene su origen y a la que todo retorna; en sucesivos ciclos, eternamente.
1.5.1. Podemos decir, que la formulación del fuego, es un resabio del modo jónico de plantear la cuestión del primer principio; pero que su significación quedaría limitada al mundo físico; es decir, sería la principal sustancia genética; en rigor, una respuesta física a una pregunta también física; esto es, sin el sentido metafísico que estimamos está implícito en el arché de los jónicos. Por tal razón, no compartimos la idea de que el fuego pueda ser un símbolo del logos; principio éste que respondería más cabalmente a la noción de arché.
2. Parmenides
2.1. Parménides de Elea pertenece al grupo de filósofos presocráticos. Se estima que nació en Elea, ciudad griega situada en la Italia meridional; en el año 540 a .C. Allí surgirá una de las grandes escuelas filosóficas más importantes de la Antigua Grecia: la Escuela Eleática. Tradicionalmente se atribuye la creación a Jenófanes de Colofón, pero algunos apuntan a que pudo ser su fundador el propio Parménides.
2.1.1. Parménides se inicia en la filosofía de la mano de los pitagóricos, pero termina por distanciarse y desarrollar su propio pensamiento filosófico. Su filosofía será muy apreciada por filósofos posteriores como Platón.
2.2. Parménides convierte en antítesis irreductible la contraposición presocrática entre «Naturaleza» y «cosas» particulares. Para los filósofos anteriores ambas cosas coexistían sin excluirse. Parménides, por el contrario, establece su dilema entre ser y no-ser; pretendiendo que hay que elegir forzosamente entre uno de los términos de la alternativa. A esta antítesis ontológica añade otra paralela en el orden gnoseológico; distinguiendo entre conocimiento sensitivo, engañoso, fuente solamente de opinión; y conocimiento racional; que es el único que proporciona la verdad.
2.3. Parménides toma por guía la razón; abandonando el testimonio de los sentidos; «en los cuales no hay verdad digna de fe»; y adopta una posición «realista» frente a Heráclito y los pitagóricos. Ante el ser hay tres actitudes posibles:
2.4. Una de las aportaciones principales de la filosofía de Parménides es precisamente su definición del Ser,lo que es, el Ser, puede pensarse; lo que no es, el No-ser, no puede pensarse. Es una afirmación del ser como unidad y un rechazo del devenir o el cambio como multiplicidad. Es decir que la unidad es la verdad, lo que existe, y todo lo que implica multiplicidad no es más que una ilusión.
2.4.1. En esta fórmula, a la cual se aferra Parménides; se sintetiza todo su «realismo»; El ser existe y el no-ser no existe. Sólo existe el ser, y no existe el no-ser. No existiendo el no-ser es imposible la división interna del ser. Por lo tanto, el ser es uno, único y compacto. Los «seres» particulares son nada más que ilusiones u «opiniones» de los sentidos. Tampoco puede darse el movimiento; pues no existe distancia entre los seres; ni espacio vacío en el cual pudiera realizarse. Asi, pues, toda la realidad, tal como la percibe la «razón»; no es más que un Ser único, compacto, finito, limitado e inmóvil (monismo estático del ser finito).
2.5. Obra Aunque no se sabe a ciencia cierta si escribió más obras a lo largo de su vida, la que ha llegado a nuestros días es Sobre la naturaleza, poema compuesto de versos hexámetros donde expone su filosofía.
2.5.1. La primera parte de este poema es un mito en el que Parménides relata cómo es conducido hasta la Diosa de la Verdad, ante la cual tiene una revelación de carácter filosófico. La parte central del Poema se centra en esta revelación y se divide en dos partes