Estudiar en la universidad: un momento especial en la vida

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Estudiar en la universidad: un momento especial en la vida por Mind Map: Estudiar en la universidad: un momento especial en la vida

1. La dedicación universitaria se encarga en redescubrir la función de los estudiantes para acomodar a ellos sus perspectivas de análisis e interpretación de una didáctica centrada en la docencia. Es por ello que los buenos estudiantes no son aquellos que estudian más ni quienes obtienen mejores calificaciones. Son aquellos que logran enriquecerse más, en lo personal y profesional.

2. Los estudiantes como dicentes. ¿Didáctica de la discencia? ¿Cómo pensar enseñanza en función de los estudiantes?

2.1. La universidad es, un periodo de trabajo conjunto entre docentes y estudiantes. El compromiso de la didáctica, desde los tiempos de la ilustración, no ha sido otro que reajustar permanentemente la perspectiva de lo que aprender supone para los sujetos y la sociedad. Podríamos decir que aprender en la universidad no es solo aprender cosas o adquirir competencia y habilidades, Un aprendizaje no contextualizado, no situado en un marco adecuado de condiciones, puede dejar de ser una extraordinaria oportunidad para el desarrollo personal. En primer lugar, la vida universitaria requiere de los estudiantes un abanico heterogéneo de toma de decisiones que son nuevas para ellos: En primer lugar hacerse protagonista de su propia vida y tener el coraje de prediseñar su proyecto de vida. Algunos sistemas educativos anticipan a la etapa de la secundaria, Estudiantes desea tomar (ciencias, letras, tecnologías, etc.)Decisiones sobre la carrera y la profesión. Pudimos comprobar cuando estudiamos el acceso de los estudiantes a la universidad a través de la prueba de selectividad (Rodicio, 1993 Rodicio y trillo, 1995). Comprobar que la desorientación con la que venían era muy grande. Pocos estudiantes que acceden “con una visión realista y con expectativas ajustadas. En segundo lugar, la universidad va a suponer para muchos estudiantes un momento de acceso a la adultez. Tener que gestionar el propio tiempo, distribuir y equilibrar a modo propio los momentos de ocio. El aprendizaje como “oficio” y como responsabilidad. En primer lugar, ha ido adquiriendo protagonismo el modelo de educación integral, que aspira a desarrollar una persona capaz de integrar todas las capacidades que la identifican y dignifican: intelectuales, emocionales, sociales y morales. En segundo lugar, se ha condicionado la idea del buen aprendizaje a su condición de ser “significativo”, se trata de que el aprendiz relacione la nueva información con la experiencia previa elaborando un significado nuevo y personal. Trillo 2000 b, adoptando las categorías de los enfoques de aprendizaje. En tercer lugar se ha impuesto la idea de un aprendizaje autónomo, de manera que el proceso de aprender no se produce como mera reacción a un estímulo o forzado por las circunstancias. Tres planteamientos, surge el nuevo estatus de aprendiz del estudiante universitario. El paso por la enseñanza secundaria no siempre logra preparar adecuadamente a los estudiantes para los retos que habrán de asumir. “capaz de tomar decisiones argumentadas y ensayar alternativas para resolver problema complejos en contextos de incertidumbre”. No se trata sólo de considerar la necesidad de que los estudiantes se hagan responsables primarios de su propia formación, se trata de ver en el colectivo estudiantil una de las fuentes de energía y presión a favor de una mejor oferta formativa. Papel de los estudiantes en la construcción del capital social y cultural de la institución universitaria como un desafío para su formación. Los nuevos enfoques del estudio de la docencia a partir del engagement pueden servir de plataforma. Esos nos darían un buen reflejo de cómo vivir los estudiantes Factores que la investigación ha identificado como variable que condicionan los resultados del aprendizaje. El desarrollo de sus actitudes como universitarios (trillo y Méndez, 2001; Méndez, 2007; Méndez y trillo, 2010), venía a reforzar el rol de aprendices. El principal objetivo de la “didáctica de la decencia” es promover un contexto de aprendizaje. Conjunto de conocimiento, habilidades y actitudes que resulta necesario integrar para resolver un problema en situación.

3. Los buenos estudiantes, ¿Quiénes son?, ¿Cómo son?

3.1. Pero si hay buenos estudiantes, Lo sabemos porque se reconocen claramente. Todo estudiante tiene siempre algo de bueno. También hay malos estudiantes, desde luego. Por eso nos interesa conocerlo, saber quiénes son, cuáles son sus características. Comprender mejor los factores y condiciones que conducen a un buen aprendizaje, sean este de carácter personal o de orden institucional y poder, con ellos, ayudar a otros a que lo logren. La primera prevención que queremos hacer notar es que no nos parecen adecuados los sistemas simplista de identificar a los buenos estudiantes. El buen estudiante no es “un abonado a la matrícula de honor”, como decía Marañón; quien nos recordaba que un buen estudiante puede ser “un estudiante rebelde, que no se amolda a la mediocridad académica”. Por lo mismo, el buen estudiante tampoco responde a la lógica de la denominada calidad total sin duda, el quid de esta cuestión radica en la dificultad de definir esa calidad que les pretendemos atribuir.

4. Los buenos estudiantes desde las perspectivas de los docentes

4.1. Esta preocupación ha estado presente siempre en la literatura pedagógica. En primer lugar, la esencia básica de la enseñanza es el trabajo colaborativo entre docentes y estudiante. En segundo lugar, la investigación didáctica ha puesto reiteradamente de manifiesto que las altas expectativas constituye un claro predictor de los resultados académicos de los estudiantes. Los estudiantes como miembros de la comunidad académica y protagonistas importantes de lo que sucede en su interior. Parece obvio que los docentes, en general, tenemos una impresión de como son los estudiantes y de cómo nos gustaría que fueran. “La falta de motivación intrínseca, la escasa curiosidad, el pobre interés por la realización de tareas que carecen de una rentabilidad inmediata, y lo precaria que es la inserción en la vida universitaria”, hemos orientado nuestro trabajo a la exploración de los profesores cuando se les pregunta por sus estudiantes. Se agrupan en una tabla organizada en torno a las 3 grandes categorías recogidas por Delors y en cada una de ellas, diferenciado entre su condición de miembros de la comunidad universitaria y como aprendiz.

5. La contradicción de hablar de los estudiantes desde la perspectiva de los profesores

5.1. • Analizar el papel y las trayectorias académicas de los estudiantes. • No es nuestra intención suplantar la visión que los propios estudiantes. • Ciertamente los estudiantes tienen su propia perspectiva y valoración. • Los profesores también hacemos nuestra propia lectura de ese tránsito. • Aprovechar las coincidencias y mitigar en lo posible (al final, las miradas tienden que ser, por necesidad, diferentes), las divergencias. • Lo que tenemos en común los docentes universitarios es que somos didactas. • Necesariamente tenemos que pensar en cómo son. • Que conocimientos aceden a nuestra clase, cuáles son sus proyectos vitales y profesionales. • El profesorado universitario suele estar más preocupados en sus primeros años de docencia

6. Los estudiantes como jóvenes adultos que aprenden y viven ¿o que viven y aprenden?

6.1. Consideramos a los estudiantes como colectivos tendemos a pensar en ellos como jóvenes que se dedican a estudiar. • Son ciudadanos (y por tanto sujetos de derechos y deberes en el grupo social al que pertenece). • Son adultos o semi- adultos (y por tanto sujetos capaces de tomar decisiones, razonar, entender los problemas, de comprenderse). • Son jóvenes (y, por tanto, en un momento muy especial de sus vida del que tienen derecho a disfrutar y en el que van construyendo su propio proyecto de vida). • Son ciertamente estudiantes (por tanto comprometidos con el aprendizaje y la formación de cara a la construcción de una identidad profesional completa). • La vida del estudiante debe compaginar todas esas dimensiones de la identidad. • Como estudiante resulta insuficiente y suele provocar desajustes entre las expectativas docentes. • Comenzamos nuestra reflexión partiendo de esa idea. • Ambas cualidades les dotan de una identidad y unos derechos que son superiores a aquellos que se derivan de su condición de aprendices. • El aprendizaje como proceso técnico puede desarrollarse a través de dispositivos y artefactos de muy diverso tipo. • No podemos enseñar con castigos o amenazas. • No podemos sobrecargar de exigencias y demandas su tiempo personal porque son jóvenes. • Si los estudiantes solamente fueran eso estudiantes y los docentes solo actuaremos como docentes, el complejo proceso de enseñar y aprender resultaría una actividad técnica, simple, y en cierto sentido, contrario. • En la universidad no solamente estudian, allí viven. • Es importante el contexto las experiencias vitales que esos contextos proporcionan. • Los contextos tienen una dimensión material que incluye las infraestructuras, y recursos. • Se llevan a cabo (planteamientos curriculares; la visión de la formación las orientaciones que dan sentido a la actuación individual y colectiva de los diversos agentes intervinientes). • Mayhew et alii (2016) acaban de presentar el tercer handbook sobre los efectos del contexto universitario en los estudiantes. • 1800 investigaciones sobre el desarrollo personal y académico de los estudiantes.