1. El teatro contemporáneo engloba toda la producción dramática del siglo XX. Con el declive de la aristocracia y el auge de la burguesía, surge un nuevo público para el teatro, que demanda temas y formas distintas al melodrama (que hasta entonces triunfaba en los escenarios). Por si fuera poco, el mundo se ve sacudido por dos guerras mundiales, que obligaron a muchos dramaturgos a tomar un punto de vista más social o político en sus obras.
2. El otro gran movimiento alternativo de ese momento fue el simbolista. El principio fundamental del simbolismo es que lo que vemos en escena son solo apariencias. La única forma de alcanzar la realidad es mediante la intuición; por eso necesitamos símbolos. Los dos grandes teóricos del simbolismo son Adolphe Appia y el inglés Edward Gordon Craig.
3. el Teatro del Absurdo, que juega con el ‘humor trágico’. Las obras plantean situaciones disparatadas o hiperbólicas, pero ocultan una carga de decepción que se desvela al final.
4. Obras de literatura contemporánea
4.1. Cien años de soledad, Gabriel García Márquez Matar a un ruiseñor, Harper Lee Rebelión en la granja, George Orwell Extraños en un tren, Patricia Highsmith Los santos inocentes, Miguel Delibes La casa de los espíritus, Isabel Allende Nada, Carmen Laforet La familia de Pascual Duarte, Camilo José Cela Entre visillos, Carmen Martín Gaite La metamorfosis, Franz Kafka Bestiario, Julio Cortázar La senda del perdedor, Charles Bukowski Alguien voló sobre el nido del cuco, Ken Kesey El amante del volcán, Susan Sontag Siddhartha, Hermann Hesse El cuento de la criada, Margaret Atwood Como agua para chocolate, Laura Esquivel
5. El teatro moderno se remonta en realidad al siglo XIX. En los escenarios triunfaban las divas Sarah Bernhardt y Eleonora Duse, y la mayoría de los espectadores iba al teatro para mirarse unos a otros en lugar de para ver la representación.
6. En 1956, John Osborne estrena en Inglaterra Mirando hacia atrás con ira, dando nombre a toda una generación de “jóvenes airados”. Los nuevos dramaturgos (Osborne, Arnold Wesker o Harold Pinter) son además actores y directores, vienen de clases obreras y tienen inquietudes sociales. .
7. Características de la literatura contemporánea ¿Pero qué caracteriza a la literatura contemporánea? ¿Cuál suele ser su tipo de narrador? ¿Existe alguna preocupación general o alguna temática recurrente? Las respuestas a estas preguntas, no obstante, son de lo más variadas. La literatura contemporánea es el producto de una serie de cambios sociales, económicos, políticos y culturales que no dejan indiferentes a los autores contemporáneos. De hecho, las preocupaciones y obsesiones propias de la época se reflejarán en todas y cada una de las obras. Dado que la literatura contemporánea abarca un periodo muy extenso de tiempo, la temática de este tipo de literatura es de lo más variada. Las obras inscritas en la corriente contemporánea no tienen por qué respetar el orden cronológico, ya que es habitual que la narración haga saltos temporales. Podemos encontrar tanto narradores en primera persona como narradores en tercera persona; no hay una regla exacta que establezca quién debe ser el narrador. Este tipo de obras literarias juegan con los límites de la realidad y la imaginación.
8. Teatro actual y coetáneo ¿Cómo puede ser que hablando de teatro contemporáneo no hayamos pasado del siglo XX? ¿Estamos anticuados? No se trata de eso. La etiqueta de teatro contemporáneo es una consideración estética en vez de cronológica. Entonces, ¿cómo denominamos a los dramaturgos contemporáneos a nosotros? En ese caso, hablamos de teatro actual o coetáneo. Aun no podemos definirlos artísticamente, pero sí tenemos la convicción de que van a dar mucho que hablar.
