EDUCAR EN VALORES, EDUCAR POR LOS DERECHOS HUMANOS: LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO COMO ESTRATEGIAS MEDIADORAS PARA LA PREVENCIÓN Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOSpor Miguel lazarte
1. El papel de la educación y la política (entendida ésta también como ética de lo colectivo) se torna fundamental aquí, sobre todo para hacer llegar
1.1. La memoria construye, también, unas relaciones éticas que van más allá de lo que posibilita el diálogo. Es bien cierto que el diálogo es necesario en una sociedad democrática, pero el diálogo resulta supeditado a que las partes dialogantes tengan igual competencia comunicativa,
2. Se trata de afrontar las situaciones con una visión holística, que priorice el bien común a los intereses particulares en beneficio de un mundo donde quepan todas las culturas y todas las personas bajo el único criterio, comúnmente aceptado, de los principios de los Derechos Humanos.
2.1. En el diálogo deben participar los afectados por la decisión final. En el caso de que sea imposible que todos participen
2.2. Quien toma el diálogo en serio no ingresa en él convencido de que el interlocutor nada tiene que aportar, sino todo lo contrario.
2.3. Eso significa que no cree tener ya toda la verdad clara y diáfana, y que el interlocutor es un sujeto al que convencer
2.4. Quien dialoga en serio está dispuesto a escuchar para mantener su posición si no le convencen los argumentos del interlocutor,
2.5. Quien dialoga en serio está preocupado por encontrar una solución justa y, por tanto, por entenderse con su interlocutor.
2.6. Un diálogo serio exige, por tanto, que todos los interlocutores puedan expresar sus puntos de vista, aducir sus argumentos, replicar a otras intervenciones.
2.7. La decisión final, para ser justa, no debe atender a intereses individuales o grupales, sino a intereses universalizables
3. Para que se dé ese diálogo intersubjetivo imprescindible para llegar a consensos, es imprescindible partir del disenso, o sea, de la posibilidad de contraste y entendimiento de las distintas posturas, su valoración crítica y la exposición pública de argumentos que permita a los actores sociales llegar a acuerdos racionales, fuera de medidas represoras o de coacción.
3.1. Falta de correspondencia con una norma común y reconocida.
3.2. Discusión de la legitimidad de una norma.
3.3. Discusión de la identidad que el hablante se atribuye (la persona se atribuye unas características que el grupo considera que no tiene).
3.4. Crítica de la identidad autoatribuida por el sujeto; en este caso se corresponde a la realidad, o el grupo considera que es real.
4. Define la reflexión como un acto político relacionado con la transformación social, para lo cual, realizando una profunda disección del término en cuestión, establece estas observaciones sobre el mismo, las cuales nos ofrecen indicadores con validez para la educación en valores:
4.1. expresa una orientación a la acción y concierne a las relaciones entre pensamiento y acción en las situaciones históricas reales en las que nos encontramos.
4.2. La reflexión no es un trabajo individual de la mente como tampoco un mecanismo o especulación; presume y prefigura las relaciones sociales.
4.3. La reflexión no es un valor libre o neutral; expresa y sirve a intereses humanos, sociales, culturales y políticos particulares
4.4. La reflexión no es indiferente o pasiva sobre el orden social, no solamente extiende acuerdos sobre valores sociales;
4.5. La reflexión no es un proceso mecánico, no es puramente un ejercicio creativo en la construcción de nuevas ideas
5. Bertold Bretch; decía que primero había que comer y después hablar de moral, qué duda cabe que para que lo primero se dé, como símbolo de la dignidad humana, hay que hablar de valores y actuar conforme a ellos.
5.1. Los valores no tienen sólo ser, sino “valer”, es decir, no pueden caracterizarse por el ser únicamente
5.2. Los valores son autónomos, en el sentido de que no dependen de preferencias e intereses para su forma
5.3. Los valores son por naturaleza cualitativos, es decir, son independientes de cantidades y de relaciones de tipo cuantitativo
5.4. Como la esencia de los valores, por definición, no puede ser alcanzada, son siempre dinámicos y susceptibles de perfeccionamiento o mejora
6. Es necesario matizar el aspecto tan trillado de la llamada “crisis de valores” de la sociedad actual, ya que a lo mejor deberíamos centrarnos en este sentido de crisis en lo que son las normas, las instituciones o comunidades que las generan y la moral que las sustentan.
6.1. En la revolución cognitiva de nuestra época no es la ‘crisis de los valores’ lo que amenaza a la ética.
6.2. El riesgo viene con la crisis de las normas, cuya existencia es mucho más característica de la ética
6.3. Es sobre todo la moral autónoma la que está en juego en una situación, como la nuestra, de crisis de las normas, mucho más que de los valores
7. En este sentido debemos seguir avanzando y explicitar cómo los seres humanos disponemos de un conjunto de valores universalmente consensuables, producto de la evolución cultural del ser humano y que constituyen la base de los derechos humanos
7.1. El problema de todos los derechos humanos es el de si son un mero reconocimiento de dignidades para la persona o han de tener, además, consecuencias prácticas para la acción
7.2. Pero es que lo que no podemos olvidar es que el concepto de Derechos Humanos tiene dos sentidos fundamentales: uno relativo a los derechos de todos los seres humanos por el mero hecho de serlo
7.3. Los derechos fundamentales, como enseña la experiencia, no caen del cielo, sino que llegan a afirmarse cuando se hace irresistible la presión de quienes han quedado excluidos ante las puertas de los incluidos.
8. Sin diálogo los derechos humanos no serían una realidad consensuada y sin diálogo la exigencia de su puesta en práctica tampoco tendría sentido
8.1. la comprensión (el deseo de entendimiento mutuo, una aceptación general de que las relaciones son un proyecto común)
8.2. la verdad, es decir, el deseo de compartir conocimiento,
8.3. la veracidad, es decir, el deseo de una verdad mutua
8.4. la rectitud, es decir, el deseo de establecer una sociedad
8.5. la interioridad, es decir, el deseo de meditar sobre formas de actuar
8.6. la disposición, es decir, el deseo de hacer elecciones