La ciudad antigua Fustel de Colangues

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La ciudad antigua Fustel de Colangues por Mind Map: La ciudad antigua Fustel de Colangues

1. Libro 1

1.1. CAPÍTULO IV La religión domestica

1.1.1. Desde hace muchos siglos el género humano sólo admite una doctrina religiosa. mediante dos condiciones: primera, que le anuncie un dios único. segunda que se dirija a todos los hombres y a todos sea accesible, sin rechazar sistemáticamente a ninguna clase ni raza.

1.1.1.1. En esta religión primitiva cada dios sólo podía ser adorado por una familia. La religión era puramente doméstica. Una de las primeras reglas de aquel culto era que cada familia sólo podía rendir culto a los muertos que le pertenecían por la sangre.

1.1.1.1.1. Esta religión sólo podía propagarse por la generación. El padre dándole la vida al hijo, le daba al mismo tiempo su creencia, su culto el derecho de alimentar el hogar, de ofrecer la comida fúnebre, de pronunciar las fórmulas de oración. Pero hay que observar la particularidad de que la religión domestica sólo se propagaba de varón en varón. Procedía esto, sin duda la idea que los hombres se forjaban de la generación

1.1.2. en todo el derecho griego y romano, fue aquel poder reproductor residía exclusivamente en el padre. Sólo el poseía el principio misterioso del ser y transmitía la chispa de vida De esta antigua opinión se originó la regla de que el culto doméstico pasase siempre de varón a varón, de que la mujer sólo participase en él por mediación de su padre o de su marido, y, en fin, de que tras la muerte no tuviese la mujer la misma parte que el hombre en el culto y en las ceremonias de la comida fúnebre.

1.2. CAPITULO 1 CREENCIAS SOBRE EL ALMA Y SOBRE LA MUERTE

1.2.1. Según las más antiguas creencias de los italianos y de los griegos, no era en un mundo extraño al presente donde el alma iba a pasar su segunda existencia: permanecía cerca de los hombres y continuaba viviendo bajo la tierra.

1.2.2. También se creyó durante mucho tiempo que en esta segunda existencia el alma permanecía asociada al cuerpo. Nacida con él, la muerte no los separaba y con él se encerraba en la tumba.

1.2.2.1. Los ritos de la sepultura muestran claramente que cuando se colocaba un cuerpo en el sepulcro, se creía que era algo viviente lo que allí se colocaba Era costumbre, al fin de la ceremonia fúnebre, llamar tres veces al alma del muerto por el nombre que había llevado. Se le deseaba vivir feliz bajo tierra. Tres veces se le decía: Que te encuentres bien. Se añadía: Que la tierra te sea ligera.3 Tanto se creía que el ser iba a continuar viviendo bajo tierra y que conservaría el sentimiento del bienestar y del sufrimiento! Se escribía en la tumba que el hombre reposaba allí, expresión que ha sobrevivido a estas creencias, y que de siglo en siglo ha llegado hasta nosotros

1.3. CAPÍTULO III EL FUEGO SAGRADO

1.3.1. La casa de un griego o de un romano encerraba un altar en este altar tenía que haber siempre una poca de ceniza y carbones encendidos. Era una obligación sagrada para el jefe de la casa el conservar el fuego día y noche

1.3.2. La religión también prescribía que este fuego debía conservarse siempre puro lo que significaba, en sentido literal, que ninguna cosa sucia podía echarse en el fuego y en sentido figurado, que ningún acto culpable debía cometerse en su presencia. Había un día del año, que entre los romanos era el l de mayo, en que cada familia tenía que extinguir su fuego sagrado y encender otro inmediatamente.

1.3.3. Se le ofrecían sacrificios, y la esencia de todos los sacrificios consistía en conservar y reanimar el fuego sagrado, en nutrir y fomentar el cuerpo del dios.

1.3.3.1. Por eso se le ofrecía la leña ante todo; por eso se derramaba en seguida en el altar el ardiente vino de Grecia, el aceite, el incienso, la grasa de las víctimas. El dios recibía estas ofrendas las devoraba satisfecho radiante, se alzaba sobre el altar e iluminaba con sus rayos al adorador.

1.3.4. El culto del fuego sagrado no pertenecía exclusivamente a las poblaciones de Grecia e Italia. Se le encuentra en Oriente. Las Leyes de Manú en la redacción que ha llegado hasta nosotros, nos muestra la religión de Brahma completamente establecida y aun propensa a declinar La comida también es un acto religioso, y los ritos están descritos escrupulosamente en las Leyes de Manú.

1.4. CAPÍTULO II EL CULTO DE LOS MUERTOS

1.4.1. Estas creencias dieron muy pronto lugar a reglas de conducta. Puesto que el muerto tenía necesidad de alimento y bebida, se concibió que era un deber de los vivos el satisfacer esta necesidad. Cicerón dice: Nuestros antepasados han querido que los hombres que habían salido de esta vida se contasen en el número de los dioses.

1.4.2. Estas almas humanas, divinizadas por la muerte, eran lo que los griegos llamaban demonios o héroes. Los latinos les dieron el nombre Nuestros antepasados, dice Apuleyo, han creído que cuando los manes eran malhechores debía de llamárseles larvas, y los denominaban lares cuando eran benévolos y propicios

2. Libro 2 La familia

2.1. CAPÍTULO I LA RELIGION A SIDO EL PRINCIPIO DE LA CONSTITUVO DE LA FAMILIA

2.1.1. Entre la parte viviente y la parte muerta de la familia, sólo hay la distancia de algunos pasos que separa la casa de la tumba. En ciertos • determinados para cada cual por su religión doméstica, los vivos reúnen cerca de los antepasados. Les llevan la comida fúnebre, les ponen leche y el vino, depositan las tortas y las frutas. A cambio de estas ofrendas llaman a sus dioses y les piden que les den fertilidad en el .campo, prosperidad a la casa, virtud a los corazones. Una familia era un grupo de personas al que la religión permitía invocar al mismo hogar y ofrecer la comida fúnebre a los mismos antepasados.

2.2. CAPÍTULO II EL MATRIMONIO

2.2.1. La primera institución establecida por la religión doméstica fue, probablemente , el matrimonio Se trata de abandonar el hogar paterno para invocar en adelante al hogar de su esposo. Se trata de cambiar de religión, de practicar otros ritos y de pronunciar otras oraciones. Se trata de abandonar al dios de su infancia para someterse al imperio de un dios que desconoce

2.2.1.1. La ceremonia del matrimonio entre los griegos se componía, por decirlo así, de tres actos. El primero, ante el hogar del padre el tercero, en el hogar del marido, el segundo era el tránsito del uno al otro,

2.2.1.1.1. 1 En la casa paterna y en presencia del pretendiente, el padre, rodeado ordinariamente de su familia, ofrece un sacrificio. Terminado este pronuncia una fórmula sacramental declarando que entrega su hija al joven 2° Se transporta a la joven a casa del marido. En ocasiones es el marido mismo quien la conduce En algunas ciudades, el cuidado de conducir a la joven corresponde a uno de esos hombres que estaban revestidos entre los griegos de carácter sacerdotal y recibían el nombre de heraldos. Acercándose al hogar, se coloca a la esposa en presencia de la divinidad doméstica. Se la rocía de agua lustral y toca el fuego sagrado. Se recitan algunas oraciones. Luego comparten ambos esposos una torta, un pan, algunas frutas

2.3. DEL PARENTESCO, DE LO QUE LOS ROMANOS LLAMABAN AGNACIÓN

2.3.1. Platón dice que el parentesco es la comunidad de los mismos dioses domésticos. Dos hermanos, añade Plutarco, son dos hombres que tienen el deber de hacer los mismos sacrificios, de reconocer los mismos dioses paternos y de compartir la misma tumba. Cuando Demóstenes quiere probar que dos hombres son parientes, muestra que practican el mismo culto y ofrecen la comida fúnebre en la misma tumba. Era, en efecto, la religión doméstica lo que constituía el parentesco. Dos hombres podían llamarse parientes cuando tenían los mismos dioses, el mismo hogar, la misma comida fúnebre.

2.3.1.1. El principio del parentesco no radicaba en el acto material del nacimiento, sino en el culto. Esto se ve claramente en la India. El jefe de familia ofrece allí, dos veces por mes, la comida fúnebre; presenta una torta a los manes de su padre, otra a su abuelo paterno, una tercera a su bisabuelo paterno, pero jamás a sus ascendientes por la línea femenina Luego, remontando más alto, pero siempre en la misma línea, hace una ofrenda al cuarto, al quinto, al sexto ascendiente. Sólo que la ofrenda es más ligera para éstos: trátase de una sencilla libación de agua y de algunos granos de arroz

2.4. DE LA ADOPCIÓN Y DE LA EMANCIPACIÓN

2.4.1. Aquél a quien la naturaleza no ha concedido hijos, puede adoptar uno para que no cesen las ceremonias fúnebres." Así habla el viejo legislador de los indos. Adoptar un hijo era, pues, velar por la perpetuidad de la religión doméstica, por la salud del hogar, por la continuación de las ofrendas fúnebres, por el reposo de los manes de los antepasados. Teniendo su razón de ser la adopción sólo en la necesidad de prevenir que el culto se extinguiese, sigúese que nada más estaba permitida al que no tuviese hijos.

2.4.1.1. una fratría, era preciso haber nacido de un matrimonio legítimo en una de las familias que la componían, pues la religión de la fratría, como la de la familia, sólo se transmitía por la sangre. El joven ateniense era presentado a la fratría por su padre, el cual juraba que era su hijo. La admisión se celebraba en forma religiosa. La fratría inmolaba una víctima y se cocía la carne en el altar; todos los miembros se encontraban presentes.

3. LIBRO III LA CIUDAD

3.1. CAPÍTULO I LA FRATRÍA Y LA CURIA; LA TRIBU

3.1.1. La religión doméstica prohibía que dos familias se mezclaran y Se identificaran. Pero era posible que varias familias, sin sacrificar nada de su religión particular, se uniesen al menos para la celebración de otro culto que les fuese común. Esto es lo que ocurrió. Cierto número de familias formaron un grupo, que la lengua griega llamó fratría y a lengua latina curia

3.1.1.1. Cada fratría o curia tenía un jefe, curión o fratriarca, cuya principal función consistía en presidir los sacrificios. Quizá sus atribuciones habían sido más amplias al principio. La fratría tenía sus asambleas sus deliberaciones, y podía dictar decretos.9 En ella, como en la familia, había un dios, un culto, un sacerdocio, una justicia, un gobierno. Era una pequeña sociedad modelada exactamente sobre la familia. La asociación siguió aumentando naturalmente y de la misma manera. Varias curias o fratrías se agruparon y formaron una tribu. Este nuevo círculo también tuvo su religión; en cada tribu hubo un altar y una divinidad protectora

3.2. CAPÍTULO II N U E V A S C R E E N C I A S R E L I G I O S AS Los dioses de la naturaleza física

3.2.1. 2? Relación de esta religión con el desarrollo de la sociedad humana

3.2.1.1. Al sol, por ejemplo, se le llamó aquí Heracles (el glorioso), allí Febo (el resplandeciente), más allá Apolo (el que ahuyenta la noche o el mal); uno le llamó el Ser elevado (Hiperión), otro, el protector (Alexicacos), y, a la larga, los grupos de hombres que habían dado estos diversos nombres al astro brillante, no reconocieron que tenían el mismo dios.

3.3. La tribu, como la familia y la fratría, estaba constituida para ser un cuerpo independiente, puesto que tenía un culto especial, del que estaba excluido el extraño. Una vez formada, ya no podía admitirse a ninguna nueva familia. Tampoco podían fundirse dos tribus en una sola; su religión se oponía. Pero, así como varias fratrías se habían unido en una tribu, varias tribus pudieron asociarse entre sí, a condición de que se respetase el culto de cada cual. El día en que se celebró esta alianza, existió la ciudad Las tribus que se agruparon para formar una ciudad no dejaron jamás de encender un fuego sagrado y de darse una religión común. Varias familias formaron la fratría, varias fratrías, la tribu, varias tribus, la ciudad. Familia, fratría, tribu, ciudad, son además sociedades exactamente semejantes entre sí, que han nacido unas de otras por una serie de federaciones.

3.4. CAPÍTULO III L A C I U D A D S E F O R MA

3.5. CAPÍTULO IV LA URBE

3.5.1. La ciudad era la asociación religiosa y política de las familias y de las tribus; la urbe era el lugar de reunión, el domicilio sobre todo, el santuario de esta asociación Si se construyen varias casas, resulta una aldea; insensiblemente aumenta el número de casas y resulta la urbe; y si es preciso la rodeamos de fosos y murallas. Entre los antiguos, la urbe no se formaba a la larga, por el lento crecimiento de hombres y de construcciones. Fundábase la urbe de un solo golpetotalmente terminada en un día. Una vez que las familias, las fratrías y las tribus habían convenido en unirse y en tener un mismo culto, se fundaba al punto la urbe para que sirviese de santuario a ese culto común. Así, la fundación de una urbe era siempre un acto religioso.

3.6. CAPÍTULO V EL CULTO DEL FUNDADOR; LA LEYENDA DE ENEAS

3.6.1. El fundador era el hombre que realizaba el acto religioso, sin el cual no podía existir la ciudad. El era quien colocaba el hogar donde había de arder eternamente el fuego sagrado; él era quien con sus oraciones y sus ritos llamaba a los dioses y los fijaba por siempre en la nueva ciudad.

3.7. CAPÍTULO VI L O S D I O S E S D E L A C I U D AD

3.7.1. Así como un altar doméstico tenía agrupados a su alrededor a los miembros de una familia, así también la ciudad era la reunión de los que tenían a los mismos dioses protectores y consumaban el acto religioso en el mismo altar. Este altar de la ciudad estaba encerrado en el recinto de un edificio que los griegos llamaban pritaneo,6 5 y los romanos templo de Vesta

3.8. CAPÍTULO VII L A R E L I G I Ó N D E L A C I U D AD

3.8.1. Las comidas públicas

3.8.1.1. Se ha visto antes que la principal ceremonia del culto doméstico era una comida, que se denominaba sacrificio. Comer algunos alimentos preparados en el altar, tal fue, según todas las apariencias, la primera forma que el hombre haya dado al acto religioso

3.9. Las fiestas y el calendario

3.9.1. En todo tiempo y en todas las sociedades, el hombre ha querido honrar a sus dioses con fiestas, y ha establecido que habría días durante los cuales el sentimiento religioso reinaría solo en su alma, sin ser distraído por los pensamientos y labores terrestres. En el número de días que ha de vivir ha reservado una parte a los dioses. Todo lo que era sagrado daba lugar a una fiesta. Existía la fiesta del recinto de la ciudad, amburbalia; la de los límites del territorio, ambarvalia. Los ciudadanos organizaban en esos días una gran procesión, vestidos de blanco y coronados de follaje, y daban la vuelta a la ciudad o al territorio cantando preces; al frente marchaban los sacerdotes, conduciendo a las víctimas, que se inmolaban al terminar la ceremonia Todas las ciudades tenían su fiesta para cada una de las divinidades que habían adoptado como protectoras, y solían tener varias

3.10. Entre las más importantes ceremonias de la religión de la ciudad, había una que se llamaba la purificación. Celebrábase todos los años en Atenas; El magistrado encargado de realizarlo (en Roma era el censor; antes del censor lo fue el cónsul; antes del cónsul, el rey) comenzaba asegurándose, con ayuda de los auspicios, de que los dioses aceptarían la ceremonia.

3.11. El censo y la lustración

3.12. CAPÍTULO V I II L O S R I T U A L E S Y L O S A N A L ES

3.12.1. Esta religión era un conjunto mal hilvanado de Pequeñas creencias, de pequeñas prácticas, de ritos minuciosos. No había que inquirir su sentido, no había que reflexionar ni darse cuenta. L a palabra religión no significaba lo que para nosotros significa; con este término designamos un cuerpo de dogmas, una doctrina sobre Dios, un símbolo de fe sobre los misterios que hay en nosotros en torno de nosotros; este mismo término entre los antiguos, desnaba ritos, ceremonias, actos de culto exterior.

3.12.1.1. Cada familia, o cuando menos cada familia religiosa, tuvo un libro en que estaban contenidas las fórmulas que habían servido a los antepasados y a las que habían cedido los dioses. Era un amia que el hombre empleaba contra la inconstancia de los dioses. Pero era necesario no cambiar ni una palabra, ni una sílaba, ni, sobre todo, el ritmo con que habían de cantarse. Pues entonces la oración hubiese perdido su fuerza y los dioses hubieran quedado libres.

3.13. CAPÍTULO XI LA LEY

3.13.1. Entre los griegos y los romanos, como entre los indos, la ley fue al principio una parte de la religión. Los antiguos códigos de las ciudades eran un conjunto de ritos, de prescripciones litúrgicas, de oraciones, al mismo tiempo que de disposiciones legislativas. Las reglas del derecho de propiedad y del derecho de sucesión se encontraban dispersas entre reglas concernientes a los sacrificios, a la sepultura y al culto de los muertos.

3.13.1.1. Lo que nos ha quedado de las más antiguas leyes de Roma, llamadas leyes reales, tan pronto se aplica al culto como a las relaciones de la vida civil. Una de ellas prohibía a la mujer culpable el acercarse a los altares; otra, que se sirviesen ciertas cosas en las comidas sagradas; otra prescribía la ceremonia religiosa que el general vencedor tenía que celebrar al volver a la ciudad.

3.13.1.1.1. El código de las Doce Tablas, aunque más reciente, también contenía minuciosas prescripciones sobre los ritos religiosos de la sepultura

3.13.1.1.2. La obra de Solón era a la vez un código, una constitución y un ritual; allí se reglamentaba el orden de los sacrificios y el precio de las víctimas, así como los ritos de las nupcias y el culto de los muertos.

3.13.1.1.3. Cicerón, en su Tratado de las Leyes, traza el plan de una legislación que no es completamente imaginaria. Por el fondo como por la forma de su código, imita a los antiguos legisladores. He aquí las primeras leyes que escribe: Que nadie se acerque a los dioses si no tiene las manos puras; que se conserven los templos de los padres y la morada de los lares domésticos; que los sacerdotes sólo empleen en las comidas sagradas los alimentos prescritos; que se tribute a los dioses manes el debido culto

3.13.2. En Roma no se creía que la unanimidad de los sufragios bastase para dictar una ley; se necesitaba todavía que los pontífices aprobasen la decisión del pueblo, y que los augures atestiguasen que los dioses eran favorables a la ley propuesta En principio, la ley era inmutable, puesto que era divina. Conviene observar que nunca se derogaban las leyes.