
1. La formación profesional como práctica institucionalizada
1.1. La institución educativa participa de manera decisiva en el proceso de socialización ya que es ahí donde el individuo permanece por un lapso considerable de su vida.
1.2. La institución educativa va caracterizándose por una peculiar distribución jerárquica del poder que influirá en los procesos de institucionalización de las prácticas de formación correspondientes a cada ámbito del conocimiento, prácticas que serán ampliamente reconocidas y legitimadas por la organización escolar.
1.2.1. En su proceso de institucionalización, la formación se desempeña como una práctica social en la que se entremezclan componentes provenientes de distintos planos de la sociedad
2. La formación profesional como estrategia escolarizada
2.1. La enseñanza en el aula tiende a ser cada día más obsoleta
2.1.1. La reiteradamente aludida adquisición de competencias, por parte de los organismos encargados de dictar las políticas de educación, pretende imprimir en la formación un sentido más apegado al rumbo de las trasformaciones sociales institucionales del mundo actual, habilitando internacional e interculturalmente al estudiante para un óptimo desempeño en su campo profesional.
2.1.2. El reto se plantea en el sentido de reunificar lo que tradicionalmente se ha segmentado con la finalidad de resolver técnica y operativamente su posición en los planes y programas de estudio. Lo decisivo aquí es admitir la separación (por otra parte, tradicional en filosofía) entre conocimiento y sabiduría, entre la mera posesión de un repertorio informativo y el saber racional, estético o moral.
2.1.3. El conjunto de condiciones socioeconómicas.
2.1.4. En el señalamiento de las áreas de influencia social hacia las que debería potencialmente orientarse el quehacer profesional. Área de influencia contemplada en el perfil profesional 4.3.2 En la distinción de las diversas prácticas6 profesionales dominantes -que por lo general coinciden con la demanda social inmediata- y que están contempladas en el perfil profesional. 4.3.3 En las prácticas profesionales potenciales consideradas en el perfil profesional y que trascienden el contexto inmediato. 4.3.4 En los elementos de contenido provenientes del avance científico tecnológico. 4.3.5 En la relación existente entre por un lado, las prácticas profesionales dominantes y potenciales hacia las que se debería orientar el perfil profesional
3. La formación profesional como proyecto educativo en permanente evaluación
3.1. La formación de profesionales como función sustantiva de la institución universitaria, tiene como propósito fundamental la necesaria vinculación universidad/sociedad
3.1.1. Se trata de un reto donde actores e instituciones deben emprender repetidos procesos de revisión y ajuste de sus prácticas, siempre en función de la afectación de la que son objeto. De su capacidad para evaluar la vigencia y pertinencia de sus respectivos planes y programas de formación de profesionales, dependerá su potencial para adecuar a la institución al ritmo de los cambios pero sobre todo.
3.2. Es necesario tener presente que cada uno de los referentes del entorno social está sujeto a una dinámica particular que, dada su naturaleza intrínseca es difícilmente compatible con la de otro referente
3.3. El grado de desarrollo de la profesión.
3.4. El desarrollo y operación de las profesiones son procesos históricamente respaldados por conjuntos de conocimientos, técnicas, habilidades, tradiciones y costumbres que se establecen bajo la estructura formal de lo que se conoce como práctica profesional; una estructura socialmente reconocida en el contexto particular que la legitima desde el punto de vista económico, social y cultural, como una práctica profesional vigente.
4. El campo de conocimiento científico disponible
4.1. Este recorte delimita el perfil profesional deseado, constituyéndose como punto de partida para la elaboración o actualización de todo programa de formación o plan de estudios
4.1.1. En el discurso científico, los contenidos pueden ser de tipo teórico, metodológico o asociados a resultados de aplicaciones concretas; en los procesos de formación, tales contenidos son considerados como de índole básica, complementaria, suplementaria o de aplicación a problemas específicos.