1. El suicidio constituye un problema de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (Värnik, 2012), cada año se suicidan en el mundo entre 800.000 y 1.000.000 de personas (tasa de 11.4 personas por cada 100.000 habitantes), lo que sitúa al suicidio en una de las cinco primeras causas de mortalidad.
2. Suicidio y edad
2.1. se produce fundamentalmente en las edades medias de la vida, hay actualmente dos picos crecientes en las cifras obtenidas: la adolescencia/juventud (el 25% del total de suicidios consumados) y la vejez. A medida que avanza la edad, la ratio entre las tentativas de suicidio y el suicidio consumado es menor, lo que implica que en las personas adultas una gran parte de las tentativas suicidas acaba por consumarse
3. Suicidio y sexo
3.1. La incidencia del suicidio entre las mujeres es tres o cuatro veces menor que entre los hombres porque su habilidad letal o, lo que es más importante, su determinación para provocarse la muerte resultan inferiores. Entre las posibles razones de este hecho se encuentran la misión de la mujer como protectora de la vida y su mayor rechazo hacia la violencia, por lo que recurre a métodos más pasivos y silenciosos, tales como la intoxicación con fármacos o la inhalación de monóxido de carbono.
4. Variantes de la conducta suicida
4.1. Las conductas suicidas se pueden manifestar de distintas formas en la clínica. Estas diversas manifestaciones adquieren un modo de presentación específico y pueden revelar en la persona afectada unas motivaciones, un pronóstico e incluso unas vías de intervención que varían de unos casos a otros
4.1.1. La persona se causa deliberadamente un daño, sin la intención aparente de quitarse la vida, con consecuencias no-fatales, pero que pueden accidentalmente llevar a la muerte, y con el recurso a procedimientos habitualmente no letales, como la ingestión de fármacos o las autolesiones superficiales. El objetivo de esta conducta extrema es manipular a personas próximas y producir cambios en el entorno.
4.1.2. A un nivel cognitivo, pueden aparecer las amenazas suicidas, que suponen una ideación suicida específica expresada al entorno, pero en la que todavía no existen conductas encaminadas a la consecución de la muerte.
5. Suicidio y trastornos mentales
5.1. surge cuando la persona afectada siente que la vida es ya insoportable y que la muerte es la única vía de escape, ya sea del dolor físico o emocional, de la enfermedad terminal, de los problemas económicos, de las pérdidas afectivas o de otras circunstancias, como la soledad o humillación.
5.1.1. Suicidio por balance
5.1.1.1. se dan principalmente en personas mayores, que consideran que en el futuro no van a enriquecer su proyecto de vida, que no van a desarrollarse más ni ellos ni sus familias y que realizan un examen existencial y vital con un tinte negativo y sin ninguna proyección de cara al futuro.
5.1.2. Suicidio y trastornos mentales
5.1.2.1. La depresión, acompañada de una profunda desesperanza, y el trastorno bipolar están presentes en, al menos, el 80% de los suicidios.
5.1.2.2. Los pacientes con depresión corren más riesgo de cometer suicidio en la fase inicial del trastorno o cuando el tratamiento ya ha comenzado a surtir efecto o incluso después del alta hospitalaria. Al deseo de aniquilarse se une su menor inhibición y apatía
6. Factores de riesgo y factores de protección
6.1. Si todas las personas que tienen un trastorno mental grave o que sufren un suceso vital adverso de gran intensidad no acaban por suicidarse, ello quiere decir que hay factores de riesgo y factores de protección que modulan la decisión adoptada.
6.1.1. Factores de riesgo En las personas en riesgo puede haber algunos factores predisponentes, como haber sufrido sucesos traumáticos en la infancia, tener una historia previa de intento suicida o de suicidio en la familia, mostrar un nivel alto de impulsividad/ inestabilidad emocional o carecer de recursos de afrontamiento adecuados.
6.1.2. Factores de protección Muchas personas pueden estar afectadas a lo largo de su vida por sucesos adversos, enfermedades crónicas dolorosas, trastornos mentales o situaciones de soledad y, sin embargo, se muestran resistentes a los pensamientos y conductas suicidas