
1. Modelos de desarrollo y políticas sociales
1.1. Crecimiento hacia afuera
1.1.1. La política social no formaba parte de las preocupaciones gubernamentales. "A través de la historia las personas han ido a maestros particulares y a escuelas privadas para conseguir educación y a doctores y hospitales privados cuando estaban enfermas
1.2. Sustitución de importaciones
1.2.1. El Estado asumió nuevos roles (regulador, interventor, planificados empresarial y "social"), para contribuir al funcionamiento del nuevo modelo (de "desarrollo hacia adentro"), cuyo motor era el mercado interno.
1.3. El modelo posterior al ajuste
1.3.1. Para superar la crisis y concretar estos criterios, los países latinoamericanos aplicaron políticas de estabilización y ajuste que tuvieron, en muchos casos, elevados costos sociales. El comienzo de los años noventa ha mostrado resultados positivos de los reordenamientos económicos (reducción de la tasa de inflación, recuperación del crecimiento, etc.)
1.3.1.1. Esta nueva fase del desarrollo presenta cambios radicales respecto de la experiencia anterior de la región en cuanto a la necesidad de incorporar la innovación tecnológica, lograr competitividad y enfrentar la competencia internacional.
2. Características de las políticas sociales en los paradigmas dominante y emergente
2.1. Institucionalidad
2.1.1. Conviene recordar que la tendencia histórica latinoamericana ha sido centralizadora. En ello han influido, por un lado, razones de índole puramente económica, como la indivisibilidad de escala de ciertas decisiones y la retroalimentación entre la toma de decisiones centralizada y la concentración de la actividad económica (Boisier, 1976), así como el proceso de concentración de la población en grandes ciudades; y por otro, características políticas.
2.1.1.1. Asimismo, se afirma que el centralismo inhibiría la participación, por cuanto la forma y el ámbito donde se toman las decisiones hace difícil que los ciudadanos influyan en ellas o que fiscalicen el manejo de asuntos que les interesan.
2.2. Proceso de decisión: lógica burocrática o lógica de proyectos
2.2.1. Se busca, también, que los profesores asuman responsabilidades en la gestión escolar, en la que puedan plasmar, a partir de su experiencia, proyectos alternativos. En Maringá (Paraná, Brasil) se terciarizó la gestión de algunas escuelas públicas, entregándolas a cooperativas de profesores, con autonomía técnico administrativa y reservando a la autoridad municipal la responsabilidad del financiamiento y de la evaluación de los resultados. "La medida creó una nueva forma de relacionamiento de los profesores con los padres y alumnos.
2.3. Financiamiento
2.3.1. El paradigma emergente, al considerar que el Estado no es el único actor de la política social, afirma que debe ser sólo uno entre varios que aportan recursos. En definitiva, es necesario buscar la cofinanciación, esto es, que los propios beneficiarios contribuyan, lo que no sólo significaría recursos suplementarios sino que además avivaría el compromiso de la comunidad con el programa.
2.3.1.1. La alternativa, entonces, sena velar por la provisión de "productos" que satisfagan a los que no disponen de recursos propios para pagar y carecen de las condiciones adecuadas para elegir. Sin embargo, debe reconocerse que tampoco el Estado ha conseguido hacerlo hasta ahora, entre otras cosas porque suele faltarle información adecuada.
2.4. Objetivo: universalismo de la oferta o universalidad de la satisfacción
2.4.1. En educación, si bien las constituciones establecen la obligación de entregar gratuitamente determinado número de años de educación, una proporción no desdeñable de cada cohorte no ingresa siquiera a la escuela y otra la abandona rápidamente. La selección no es aleatoria, ya que entre los excluidos están sobrerrepresentados los grupos de menores ingresos.
2.4.2. Criterio de prioridad y expansión: ampliación progresiva de arriba hacia abajo, o primero los más necesitados
2.4.2.1. Hay tres criterios para asignar recursos en lo social: destinarlos al que llega primero, o a los que tienen menos necesidades, o a los más necesitados. Entre ellos, el paradigma emergente opta por el último y propone implementarlo a través de la focalización. Focalizar es identificar con la mayor precisión posible a los beneficiarios potenciales y diseñar el programa con el objetivo de asegurar un alto impacto per capita en el grupo seleccionado, mediante transferencias monetarias o entrega de bienes o servicios (Franco, 1990 y 1995)
2.5. Población beneficiaria: grupos organizados (clase media) o grupos pobres
2.5.1. Para el paradigma emergente, en cambio, la única manera de lograr la equidad es atender a los más necesitados, tanto por su situación de carencia extrema, como porque los sectores que han sido beneficiados hasta ahora tienen capacidad (o, por lo menos, más capacidad) para solucionar autónomamente sus problemas
2.5.1.1. Enfoque: en los medios o en los fines
2.5.1.2. Este paradigma también pone el acento en la inversión en infraestructura social (construcción de escuelas, puestos de salud, hospitales), aun cuando se carezca de recursos para financiar los gastos corrientes (personal, equipamiento, instrumentos, o materiales desechables). En otras ocasiones, se eleva el gasto corriente para pagar sueldos, independientemente de si quienes los perciben hacen su trabajo en forma adecuada, y de si los destinatarios se benefician realmente con las prestaciones
2.5.1.3. Indicador utilizado: gasto público social o relación costo-impac
2.5.1.3.1. El gasto social directo es el aporte fiscal que se convierte en transferencias monetarias o bienes y servicios entregados directamente a las personas (subsidios), excluyendo los gastos administrativos. Finalmente, el gasto social efectivo es la parte del gasto directo que llega a los sectores más pobres de la población. A partir de encuestas (como la de caracterización socioeconómica —CASEN— en Chile), que permiten asignar a diferentes deciles de la distribución los ingresos derivados de los programas sociales, ha sido posible en algunos países de la región apreciar que lo percibido por el 30% más pobre de la población (gasto social efectivo) era una proporción muy pequeñadel conjunto del gasto público social