Guías Nice: trastorno de la personalidad antisocial o psicopatía

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1. 5. Organización y planificación de servicios

1.1. Atención Multinstitucional

1.1.1. Garantizar que existan vías claras para brindar atención eficaz.

1.1.1.1. Estos caminos deberían

1.1.1.1.1. Especificar las distintas intervenciones que se en cuantran disponible en cada punto.

1.1.1.1.2. Permitir una comunicación efectiva entre médicos y organizaciones a todo nivel.

1.1.1.1.3. Proporcionar medios para resolver difrencias y desacuerdos.

1.1.2. Establecer criterios locales para facilitar el traslado de personas con TPA.

1.1.3. Desarrollar criterios objetivos compartidos y relacionados con una evaluación integral en base a necesidades y riesgos.

1.1.4. Establecer redes vinculadas a otras redes de trastornos de la personalidad.

1.1.4.1. Papel importante en la formación personal incluidos: atención primaria, salud mental en general, secundaria, forense y sistema de justicia penal.

1.1.4.2. Contar con recursos para brindar apoyo especilizado y supervición personal.

1.1.4.3. Papel central en el desarollo de estándares y la coordinación de vías clínicas.

1.1.4.4. Supervisar el funcinamiento eficaz de las vías clínicas.

1.2. Servicios para pacientes hospitalizados.

1.2.1. Internación para el manejo de crisis o para el tratamiento de trastornos comórbidos. De entrada breve, con un plan de crisis previamente acordado y con un objetivo definido.

1.2.1.1. Al ser un proceso posiblemente largo, se debería:

1.2.1.1.1. Estar bajo el cuidado de servicios forenses/especializados

1.3. Capacitación.

1.3.1. Competencias del personal

1.3.1.1. Familiarizado con las Diez Capacidades compartidas esenciales.

1.3.1.2. Tener conocimiento y consciencia del TPA.

1.3.1.3. Contar con habilidades adecuadas a la naturaleza y el nivel de contacto con los usuarios del servicio.

1.3.1.3.1. Primeria línea: conocimientos sobre el TAP y comprender comportamientos en contexto incluido la conciencia de Potencias de violaciones de los límites terapéuticos.

1.3.1.3.2. Personal que cuenta con contacto regular y sostenido con personas con enfermedades antisociales.

1.3.1.3.3. Capacidad de responder eficazmente a las necesidades de usuarios del servicio.

1.3.1.3.4. Personal con función terapéutica o de gestión directa, tener competencia en las intervenciones de tratamiento específicas y estrategias de manejo.

1.3.1.4. Garantizar que todo el mpersonal proporcione intervenciones psicosociales o farmacológicas para el tratamiento o la prevención del TPA

1.3.1.4.1. Competente

1.3.1.4.2. Cualificado

1.3.1.4.3. Supervisado

1.3.1.4.4. Adherido estrictamente a la estructura y duración de las intervenciones acorde a los manuales.

1.4. Supervición y apoyo

1.4.1. Garantizar supervición del personal en el funcionamiento rutinario del servicio, recursos adecuados y monitoreo.

1.4.1.1. Uso de la observación directa y medidas de resultados rutinarias.

1.4.1.2. Apoyar la adherencia a la intervención específica.

1.4.1.3. Promover la coherencia y fiabilidad terapéuticas generales.

1.4.1.4. Contrarrestar las actitudes negativas entre el personal.

1.4.2. Los servicios forenses deben garantizar sistemas para todo el personal que trabaje con TA.

1.4.2.1. Programas de indución integrales.

1.4.2.2. Entorno de apoyo y apertura práctica y reflexiva, como también la honstidad sobre dificultades individuales y finalmente la posibilidad de violaciones de los límites terapéuticos.

1.4.2.3. Apoyo continuo del personal para revisar y explorar los desafíos éticos y clínicos, para desarrollar la capacidad y la resiliencia del personal.

2. 1. Principios Generales

2.1. Minizar cualquier interrupación en las intervenciones terapeúticas.

2.2. No deben ser excluidas de cualquier servicio de atención sanitaria o social por su diagnóstico o antecedentes.

2.3. Transferencias en los entornos institucionales y hasta comunitarios deben tener en cuenta la necesidad de continuar en el tratamiento.

2.3.1. Evitar transferencias innecesarias, para evitar interrupciones en el tratamiento.

2.3.1.1. Considerarse en la Planificación Inicial del Tratamiento.

2.3.2. Garantizar personas de etnia agrodecendiente e indígena tengan igual acceso a servicios culturalmente apropiados acorde a la necesidad clínica.

2.3.3. Idioma o alfabetización es una barrera, se debe proporcionar:

2.3.3.1. Información en su idiona preferido y en formato accesible.

2.3.3.2. Intervenciones psicológicas en si idioma preferido.

2.4. Al realizar un diagnóstico discutir las implicaciones con: la persona, familia, cuidadores y personal relevante.

2.4.1. Reconocer los problemas relacionados con el estigma y la exclusión.

2.4.2. Hincapié en que, el diagnóstico no limita la gama de tratamientos de salud mental comórbidos.

2.4.3. Aclarar e informar de las funciones de los servicios de atención sanitaria, asistencia social y justicia penal.

2.5. Con mujeres con trastorno de la personalidad antisocial, tomar en cuenta:

2.5.1. La alta o la mayor incidencia de problemas de salud mental comórbidos y otros trastornos de personalidad.

2.5.1.1. Adaptar las intervenciones

2.5.1.2. Asegurarse que, en los entornos hospitalarios y residenciales tomen en cuenta el grado de vulnerabiliad en las mujeres.

2.6. El personal debe establecer reuniones individuales y periodicas para revisar el progreso , incluso cuando el tratamiento sea global.

2.7. Personas con discapacidad y deterioro cognitivo adquirido con síntomas y comportamientos que sugiere trastorno de la personalidad antisocial

2.7.1. La evaluación y el diagnóstico deben consultarse con un especialista relevante.

2.7.2. Proporcionar las mismas intervenciones que para las personas con trastorno de la personalidad antisocial.

2.7.3. Ajustar el método del inicio y duración de la intervención, tomando en cuenta el tipo de discapacidad y deterioro.

2.8. Trabajar en Autonomía y elección.

2.8.1. Garantizar la búsqueda de soluciones a sus problemas, incluso durante las crisis.

2.8.2. Motivar a considerar las diferentes opciones de tratamiento y las consecuencias de las elecciones elegidas o asumidas.

2.9. Desarrollo de una relación optimista y de confianza.

2.9.1. Personal que trabaja con personas con trastorno de personalidad antisocial.

2.9.1.1. Reconocer un enfoque positivo y gratificante.

2.9.1.2. Explorar opciones de tratamiento en atmósfera de esperanza y optimismo.

2.9.1.3. Explicar que la recuperación es posible y alcanzable.

2.9.1.4. Relación de confianza, trabajar de forma abierta, atractiva y no de manera crítica y ser consistente y confiable.

2.10. Compromiso y Motivación.

2.10.1. Desde la evaluación inicial, y parte integral y continua de la intervención.

2.10.1.1. ¿Por qué?

2.10.1.1.1. Son vulnerables a la retirada prematura del tratamiento y de las intervenciones de apoyo.

2.11. Involucrar a familia y cuidadores

2.11.1. Preguntar a la persona si desea que sus familiares o cuidadores participen en su cuidado.

2.11.1.1. Si es aceptado, se debe:

2.11.1.1.1. Animar en la participación a las familias o cuidadores.

2.11.1.1.2. Garantizar que la participación no conduzca a una retirada o falta de acceso a los servicios.

2.11.1.1.3. Informar sobre los grupos de apoyo locales.

2.11.1.1.4. Considerar las necesidades de la familia o cuidadores y prestar especial atención a:

3. 4. Tratamiento y Manejo afines a trastornos comórbidos

3.1. Principios generales

3.1.1. Tratamiento independiente de si la persona está recibiendo tratamiento para el trastorno de personalidad antisocial.

3.1.2. Ser concientes del potencial y del posible impacto de:

3.1.2.1. Mala concordancia.

3.1.2.2. Alto desgaste.

3.1.2.3. Mal uso de los médicamentos recetados

3.1.2.4. Interacciones con medicamentos (incluso alcohol y drogas ilícitas)

3.1.3. Considerar alargar su duración o aumentando la intensidad.

3.2. Papel de las intervenciones Psicológicas.

3.2.1. Intervenciones cognitivas conductuales.

3.2.1.1. TPA con antecedentes delictivos

3.2.1.1.1. Intervenciones grupales centrados en reducir delincuencia y otros comportamientos antisociales.

3.2.1.2. Jóvenes delincuentes de 17 años o menos con antecedentes delincuenciales, con atención institucional.

3.2.1.2.1. Intervenciones centradas en reducir la delincuencia y otros comportamientos antisociales.

3.2.2. Intervenciones cognitivas conductuales

3.2.2.1. se debe considerar:

3.2.2.1.1. Evaluar el nivel de riesgo y ajustar la duración e intensidad del programa.

3.2.2.1.2. Brindar apoyo y estímulo para ayudar a los participantes a asisitir a programas completos.

3.3. Papel de las intervenciones farmacológicas.

3.3.1. No deben ser utilizadas de forma rutinaria

3.3.1.1. En Trastornos mentales comórbidos

3.3.1.1.1. Depresión y ansiedad

3.3.1.1.2. Abuso de alcohol o dependencia del mismo.

3.3.1.1.3. Abuso de drogas: opioides o estimulantes particulares.

4. 2. Prevención y trabajo con Niños y Jóvenes.

4.1. Equilibrar el desarrollo de la autonomía y la capacidad con las responsabilidades de los padres y cuidadores.

4.2. Familiarizado con ek marco legal incluido la Ley de capacidad mental, Leyes de Niños y la Ley de Salud Mental.

4.3. Establecimiento de métodos solidos para identificar riesgos de desarrollo de problemas de conducta.

4.4. Integrar con establecimientos del sistema local de evaluación.

4.5. Identificar vulneraciones del niño o padres, incluido:

4.5.1. Padres con problemas de salud mental, o en consumo de drogas o problemas de alcohol.

4.5.2. Madres menores de 18 años, sobretodo con antecedentes de maltrato en la infancia.

4.5.3. Padres con antecedentes de atención resiencial.

4.5.4. Padres con contacto, previo o actual, con el sistema de justicia penal.

4.6. Intervenciones con menores de 12 años y sus familias.

4.6.1. No deben proporcionarse de manera rutinaria junto con programas de capacitación para padres

4.6.1.1. ¿Por qué?

4.6.1.1.1. Es poco probable que tenga un inpacto en la vida del niño.

4.6.2. Transición a servicios para adultos: loa servicios de atención sanitaria y social debe derivar a servicios apropiados para adultos para una evaluación continua y tratamiento en casos de adolescentes vulnerables, con los siguientes antecedentes:

4.6.2.1. Personas con antecedentes de trastornos de coducta.

4.6.2.2. Contacto con jóvenes delicuentes

4.6.2.3. Recibiendo intervenciones por conducta y trastornos relacionados

5. Evaluación y gestión de riesgo

5.1. Evaluación por parte de: Profesionales Sanitarios en servicios secundarios y Forenses de Salud Mental.

5.1.1. Realizar una evaluación completa de:

5.1.1.1. Comportamientos antisociales

5.1.1.2. Funcionamiento de la personalidad, estrategias de afrontamiento, fortalezas y vulnerabilidades.

5.1.1.3. Trastornos mentales comórbidos:

5.1.1.3.1. incluyendo

5.1.1.3.2. incluyendo

5.1.1.4. Necesidad de tratamiento psicológico, atención y apoyo psicosocial, rehabilitación o desarrollo ocupacional.

5.1.1.5. Violencia doméstica y abuso.

5.2. Utilizar métodos de evaluación estructurados que aumenten la validez de la evaluación.

5.2.1. En los servicios secundarios especializados

5.3. Uso de medidad PCL-R o PCL-SV

5.3.1. En los servicios Forenses.

5.4. Ofrecer una derivación a un centro dependiendo de la naturaleza de la queja.

5.4.1. Personal de servicios de atención primaria y secundaria y servicios comunitarios.

5.5. Evaluación:

5.5.1. Servicios de Atención Primaria.

5.5.1.1. Evaluación del riesgo de violencia actual, anterior, gravedad, circustancias, factores precipitantes y víctimas.

5.5.1.1.1. Presencia de trastornos mentales comórbidos y/o abuso de sustancias.

5.5.1.1.2. Factores estresantes de la vida actual, relaciones y acontecimientos de la vida.

5.5.1.1.3. Información adicional de registros escritos o de familias y cuidadores.

5.5.1.2. Considerar la derivación a servicios secundarios o forenses cuando exista violencia o amenazas que sugiera un riesgo significativo y/o historial de violencia.

5.5.2. Servicios de Atención Secundaria.

5.5.2.1. Historial detallado de violencia actual, anterior, gravedad, circustancias, factores precipitantes y víctimas.

5.5.2.1.1. Contacto con el sistema de justicia penal, incluidas condenas y periódos de prisión.

5.5.2.1.2. Presencia de trastorno mental comórbido y/o abuso de sustancias.

5.5.2.1.3. Factores estresantes de la vida actual, relaciones y acontecimientos de la vida.

5.5.2.1.4. Información adicional de registros escritos o de familias y cuidadores.

5.5.2.2. Gestión de riesgo dirigida:

5.5.2.2.1. Resolución de crisis .

5.5.2.2.2. Mejoramiento de cualquier factor agravente agudo.

5.5.2.2.3. Plan de gestión de riesgo acorde a la historia anterior de violencia.

5.5.2.3. Derivación a servicios forenses

5.5.2.3.1. ¿Cuándo?

5.5.3. Servicios especializados o Forenses

5.5.3.1. Evaluar riesgos de violencia en personalidad. Considerar y registrar:

5.5.3.1.1. Violencia actual y anterior, incluida gravedad, circunstancias, precipitaciones y víctimas.

5.5.3.1.2. Contacto con el sistema de justicia penal, incluidas condenas y períodos de prisión.

5.5.3.1.3. La presencia de trastorno mental comórbido y/o abuso de sustancias.

5.5.3.1.4. Factores estresantes de la vida actual, relaciones y acontecimientos de la vida.

5.5.3.1.5. Información adicional de registros escritos o de familias y cuidadores.

5.5.3.2. Evaluación clínica estruturada , de uso rutinario de:

5.5.3.2.1. Medidas estandarizadas de la gravedad del trastorno.

5.5.3.2.2. Herramienta de evaluación formal

5.6. Gestión de Riesgos

5.6.1. Plan Integral

5.6.1.1. Personas con trastorno de personalidad antisocial que se considere de ALTO RIESGO.

5.6.1.1.1. INVOLUCRAR

5.6.2. Servicios de libertad condicional

5.6.2.1. iniciativa en apoyo y enlace a

5.6.2.1.1. Personas con sentencia comunitaria o en licencia de prisión con servicios de atención social y de salud mental.