1.1. Encontré a Maga en el colectivo. Iba en el último asiento individual. Pareció no sorprenderse al verme. Me dijo -te esperaba. LLevaba un paraguas azul entre las piernas. Le pregunté que hacía y rápidamente me contestó que debía llevar aquel viejo recuerdo al parque, eso quedé con Julio y me sonrió.
2. encuentro dos
2.1. Nunca llueve en julio. Había salido temprano y el día parecía primaveral. Renegué un poco sobre el cambio climático y atiné a poner en el bolso copado de libros viejos una camperita de lana. A las dos horas el cielo se cerró. El viento sur -apenas molesto- me advirtió que la lluvia ya era un hecho. Corrí por la General Paz buscando el cobijo de galerías y techos improvisados. Hasta que encontré una vendedora que promocionaba sus paraguas - Veinte pesos y sólo una lluvia. Mi desesperación hizo que la compre. Me advirtió que después de esta lluvia debía dejarlo ir. Pensé en el final del día, llegando a la Javier Díaz y soltandolo para que baile en el agua marrón y sucia de la lluvia sin fin.
3. encuentro seis
4. encuentro tres
4.1. Mi mamá amaba Cortázar. Guarda una vieja edición de Rayuela del año 69. De esa viejo libro -al igual que mi hermana- conocimos ahí a la Maga. Ese primer capítulo siempre estuvo unido a un disco de una película francesa , Los Paraguas de Cherburgo que mi vieja ponía sólo los días de lluvia. Nosotras imaginábamos que ella ingresaba a ese primer capítulo
5. encuentro cuatro
5.1. Paraguas, lluvia, parque, París... y la frase "Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" se parece mucho a la pesadilla que tuve anoche. Soñaba que no podía salir de esa escena. Era asfixiante. Mucha humedad me decía. La miraba igual un poco con lástima, pensaba que ella estaba condenada a esa escena universal una y otra vez. Paraguas, lluvia, parque, París
6. encuentro cinco
6.1. Caminamos un viernes a la noche, tropezábamos con un ejercito de cuerpos deportivos. Nos dirigíamos rumbo al Dante desde Plaza España. Resolvimos instalarnos cerca del puentecito, a orillas del lago artificial con olor a podrido. Haríamos una pequeña velada de poesía y relatos. Yo sólo llevaba el capitulo uno de Rayuela, algunos poemas de Vilariño y un par de sillas playeras. Presuntuoso Oliveira llevaba unos escritos de él -poemas presurosos- decía con tono serio. En cambio. Maga sólo había pensado en los objetos que nos acompañarían en la velada: un paraguas roto, un par de velas, y un pote de Off -supuso una gran concurrencia de mosquitos- y además algunos espirales con perfume de lavanda.