1.1. Uso instrumental de la moral pública: la moral se reserva para el ámbito privado, quedando reducida la moral pública a la esfera que establece la legalidad.
1.2. El individualismo: es el elemento más importante de la ciudadanía liberal.
1.3. Neutralidad del Estado: como se ha dicho, el Estado debe quedar al margen de las morales comprehensivas y de la concepciones particulares del bien, y por tanto no debe posicionarse o intervenir abiertamente en cuestiones éticas.
1.4. Participación política: el liberalismo, sobre todo aquella interpretación más vinculada con el capitalismo industrial, basa la relación del individuo con la política a partir de la lógica del beneficio particular.
1.5. Liberad: el liberalismo entiende la libertad como la no interferencia del Estado con respecto a la voluntad soberana del individuo.
2. Ciudadanía republicana
2.1. Ciudadanía deliberativa y activa: se incentiva en este modelo la vertiente deliberativa de la discusión pública.
2.2. Idea de libertad: cobra más importancia que en el caso del liberalismo el vínculo del individuo con la comunidad.
2.3. Igualdad: el republicanismo no se conforma con un tipo jurídico-formal de igualdad.
2.4. Justicia: el republicanismo enfoca la justicia hacia el ciudadano, de una manera en la que priman los “derechos del ciudadano” en lugar de los “derechos del hombre”.
2.5. La educación del ciudadano: la idea principal es que el ciudadano-demócrata no nace, sino que “se hace” .
3. Ciudadanía diferenciada
3.1. En este modelo, representado por autores como Iris Young y Carole Pateman, se defiende una idea de igualdad interpretada a partir de lo colectivo, no tanto de lo individual.
4. Ciudadanía Postnacional
4.1. Jürgen Habermas es uno de los autores que más lúcidamente se ha dedicado a analizar la situación de la ciudadanía en nuestra contemporaneidad más inmediata. Para él, es necesario reconocer la realidad de unos estados postnacionales, que son, en suma, nuestros estados plurinacionales y también pluriétnicos. Estos nuevos estados, en contra de lo que pueda parecer en un principio, conducen a patrones de ciudadanía de tipo incluyente.
5. Ciudadanía comunitarista
5.1. El comunitarismo, como su propio nombre indica, privilegia la comunidad al individuo, poniendo por delante los vínculos de adhesión grupal con respecto a la libertad individual, y quedando el bien común por encima del pluralismo.
6. Ciudadanía multicultural
6.1. Aunque tiene muchos puntos en común con el modelo anterior, se suelen considerar opciones distintas. Su autor más importante es Will Kymlicka, que defiende una propuesta de “pluralismo cultural”.
7. Cosmopolitismo cívico
7.1. Se trata de un modelo defendido por autores como David Held o Adela Cortina. Por un lado, Held apunta que se accedería al cosmopolitismo cívico a través de una democracia cosmopolita, mientras que en la interpretación de Cortina, la raíz de esta propuesta residiría en Kant, que pretendía llevar al terreno jurídico lo que sólo era estrictamente moral.