La implementación de la cultura del perdón es un desafío para el proceso de paz en Colombia, en e...

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La implementación de la cultura del perdón es un desafío para el proceso de paz en Colombia, en el marco de verdad, justicia y reconciliación, a partir del aprendizaje y retroalimentación de casos de éxito como el de Sudáfrica e Irlanda del Norte. por Mind Map: La implementación de la cultura del perdón es un desafío para el proceso de paz en Colombia, en el marco de verdad, justicia y reconciliación, a partir del aprendizaje y retroalimentación de casos de éxito como el de Sudáfrica e Irlanda del Norte.

1. Argumentos Autor

1.1. (...) Además del problema judicial y político, surge el problema moral: ¿es posible perdonar? Las víctimas son recientes, sus hijos o esposos están vivos. Saber que hubo sanciones, saber quién fue el responsable cuando el Estado lo negaba, advertir que ha perdido legitimidad la retórica que apoyó el terror, puede ser una condición para el perdón. (...) Sabemos muy bien que si queremos encontrar una salida negociada al enfrentamiento armado que vivimos, tendremos que aceptar formas de perdón judicial que sin duda producirán escándalo, en la medida en que dejarán en la impunidad miles de asesinatos, homicidios, secuestros, ataques a poblaciones civiles, actos de tortura, desapariciones. No es pensable un proceso de paz en el cual queramos sancionar ejemplarmente a los miembros de la guerrilla por el horror que han traído a Colombia en cuarenta años de violencia, o en el que queremos castigar a los agentes estatales que violaron las normas legales para combatir con el delito a los guerrilleros. (Pág. 189-190)

1.1.1. Melo, J.O. (2007). Perdón y procesos de reconciliación. En A. Chaparro. (Ed), Cultura, Política y Perdón ( pp. 176-195). Bogotá: Editorial Universidad del Rosario. Recuperado de http://editorial.urosario.edu.co/pageflip/acceso-abierto/cultura-politica-y-perdon.pdf

1.2. La transición sudafricana genera todavía muchas polémicas. Algunos autores consideran que hubo un exceso de perdón, ya que fueron indultados crímenes atroces, como asesinatos, torturas o desapariciones. Para otros, por el contrario, fue un modelo ideal de equilibrio entre justicia restauradora y justicia punitiva, pues mantuvo dosis proporcionadas de castigo, pero innovó en mecanismos restaurativos, que ayudaron a la reconciliación. Además, es obvio que ese proceso tiene particularidades que sólo son explicables en el contexto de ese país, por lo que sus fórmulas no pueden ni deben ser trasladadas mecánicamente al caso colombiano. Sin embargo, esa transición ilustra que es posible esforzarse por lograr un equilibrio entre las necesidades de justicia y las de negociar la paz, bajo la forma de perdones responsabilizantes. (Pág. 31)

1.2.1. Uprimny, R. (2006). Las enseñanzas del análisis comparado: procesos transicionales, formas de justicia transicional y el caso colombiano. En ¿Justicia transicional sin transición? Verdad, justicia y reparación para Colombia ( pp. 17-44). Bogotá: Editorial Dejusticia -Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad. Recuperado de http://www.dejusticia.org/files/r2_actividades_recursos/fi_name_recurso.201.pdf

1.3. La violencia genera violencia y esta, a su vez, genera más violencia; y tanto los sudafricanos como los colombianos han pagado un precio terrible, no solo en lo físico, sino también con sus almas y corazones heridos. Lo que hemos aprendido y seguimos aprendiendo en Sudáfrica es que en muchos aspectos hacer la paz es más difícil que hacer la guerra. Reconciliarse con los antiguos enemigos es muy duro. Ser magnánimo, pese a los amargos recuerdos, es extremadamente difícil. El perdón no puede darse por hecho; hay que ganárselo. Pero a menudo se lo ofrecemos generosa y abiertamente a quienes no lo merecen. Curar las heridas no es algo que ocurra de manera instantánea; puede ser un proceso largo y sinuoso. Y para que este sea exitoso es necesario que todos los individuos seamos mejores personas, para ver el mundo no solo desde nuestra mirada, sino también desde la del otro. (Párrafo 5-6)

1.3.1. Emerito, D.T. (2012, 23 de Septiembre). Carta de Desmond Tutu a los colombianos. El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12245385

1.4. Pero las dificultades en mantener este discurso legalista quedaron de manifiesto cuando las nociones de justicia fueron reemplazadas por las de cura, cuidado de las víctimas y perpetradores, dando lugar a un discurso más psicológico que legalista que subrayaba las funciones terapéuticas de la comisión para llegar a “la verdad” mediante la revelación catártica de la misma exorcizando el dolor. (…) Para poder orquestar esta catarsis, las audiencias crearon un espectáculo monumental en el ámbito nacional, enmarcadas en un ritual solemne, quasi-religioso y como acontecimiento político de nuevo tipo. Como veremos, el tipo de verdad resultante es más emocional que legal, una experiencia subjetiva más que un hecho objetivo. (Pág. 30)

1.4.1. Cejas, M; (2007). Memoria, verdad, nación y ciudadanía: algunas reflexiones sobre la comisión de la verdad y la reconciliación en Sudáfrica. LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, V(1), 24-34. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74550103

1.5. El perdón no hace justicia, eso es indudable, no sustituye a la justicia; el valor del perdón es heterogéneo al valor de juicio jurídico. Evidentemente, a menudo hay una contaminación entre la lógica del perdón y la lógica judicial. (Párrafo 21)

1.5.1. Derrida, J. (17 de septiembre de 1998) Justicia y perdón, Staccato (A. Spire, Entrevistador) France Culturel, Recuperado de: http://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/textos/justicia_perdon.htm

1.6. En sociedades en conflicto, el perdón se ha convertido, por lo tanto, en un momento constitutivo y fundamental de todo proceso que aspira a la paz. No obstante, la función del perdón no es del todo clara y a decir verdad el significado del concepto del perdón se reduce con frecuencia a su dimensión política y jurídica. Ya no se trata tanto del perdón como un acto individual a través del cual un individuo –la víctima– entra en relación con otro individuo –el victimario– buscando la verdadera reconciliación, sino del perdón como un acto a través del cual el Estado perdona en nombre de las víctimas sin darles verdaderamente voz en dicho proceso. (Pág. 316)

1.6.1. Munoz, S. (2012). La dimensión ético-existencial del perdón como correctivo de las políticas del perdón. Astrolabio. (13). ISSN 1699-7549. 316-324. Recuperado de http://www.raco.cat/index.php/Astrolabio/article/view/257066/344108

2. Argumentos Objetivos

2.1. Entre 1958 y 2012 el conflicto armado ha ocasionado la muerte de por lo menos 220.000 personas, cifra que sobrepasa los cálculos hasta ahora sugeridos. A pesar de su escalofriante magnitud, estos datos son aproximaciones que no dan plena cuenta de lo que realmente pasó, en la medida en que parte de la dinámica y del legado de la guerra es el anonimato, la invisibilización y la imposibilidad de reconocer a todas sus víctimas. Además de la magnitud de muertos, los testimonios ilustran una guerra profundamente degradada, caracterizada por un aterrador despliegue de sevicia por parte de los actores armados sobre la inerme población civil. Esta ha sido una guerra sin límites en la que, más que las acciones entre combatientes, ha prevalecido la violencia desplegada sobre la población civil (…) De estas muertes el 81,5% corresponde a civiles y el 18,5% a combatientes; es decir que aproximadamente ocho de cada diez muertos han sido civiles, y que, por lo tanto, son ellos — personas no combatientes, según el Derecho Internacional Humanitario— los más afectados por la violencia. (Pág. 20-32)

2.1.1. Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. (2013). ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Recuperado de http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes201/bastaYa/basta-ya-colombia-memorias-de-guerra-y-dignidad-2016.pdf

2.2. En cuanto a los conflictos finalizados en los últimos treinta y cinco años (61), 47 lo han hecho mediante un acuerdo de paz (77 %), 4 sin acuerdo de paz formal (6,6 %) y 10 con victoria militar (16,4 %), lo que reafirma la vía de la negociación como medio de resolución de los conflictos. (Pág. 29)

2.2.1. Fisas, V (2016). Anuario de Procesos de Paz. (Edición 11). Recuperado del sitio de internet de Escola de Cultura de Pau: http://escolapau.uab.es/img/programas/procesos/16anuarie.pdf

2.3. cuatro millones de blancos habían tenido sometidos a 25 millones de negros gracias a más de 1.700 leyes y disposiciones que garantizaban la segregación hasta en las circunstancias más prosaicas y que acabaron dando forma a lo que el propio Mandela llamó “un genocidio moral”: no hubo campos de concentración como en el Tercer Reich o en la Unión Soviética de Stalin, pero se perpetró “el cruel exterminio del respeto de un pueblo por sí mismo”. (Pág. 8)

2.3.1. Rivas, P., Marrodan, J. (2010, Septiembre Octubre). Sudáfrica. El perdón como motor de la historia. Nuestro Tiempo Universidad de Navarra. Recuperado de http://www.unav.es/nuestrotiempo/es/temas/sudafrica-el-perdon-como-motor-de-la-historia

2.4. A pesar de ser el país más rico del continente, la situación actual de Sudáfrica es por demás complicada. La colonización y el sistema de segregación racial instalado desde 1948 hicieron que gran parte de los recursos se concentraran en la población blanca, hecho que se mantiene con pocas variaciones hasta hoy. Más del 60% de la población vive bajo el límite de pobreza, mientras menos del 11% concentra la producción del país, en una mezcla singular de primer y tercer mundo cuyo resultado es una sociedad desequilibrada con fuertes tendencias a la violencia. (Pág. 58)

2.4.1. Rodriguez, G.P. (2011, Julio – Diciembre). Los límites del perdón. Notas sobre la justicia transicional en Sudáfrica, Centroamérica y Colombia. Justicia Juris, ISSN 1692-8571, 7(2), 52-66. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4122138.pdf

3. Argumento Caso

3.1. O'Doherty fue arrestado en 1975 y se le condenó a 30 cadenas perpetuas. Tras permanecer su primer año en prisión en confinamiento solitario, lo primero que hizo el "héroe del IRA" O'Doherty, después de un proceso de contrición, fue pedir a los funcionarios de la prisión que le permitieran escribir cartas a sus víctimas en las que pedía perdón por sus crímenes. (...) el17 de febrero de 1978, un periódico de Derry publicó una carta suya en la que manifestaba su repulsa contra el uso de la violencia. O'Doherty se convirtió en la primera voz que clamaba por el fin de la guerra. (Párrafo 6)

3.1.1. Bernal, F. (2015, 26 de agosto). El terrorista del IRA que pidió perdón a sus víctimas. VICE. Recuperado de https://www.vice.com/es/article/el-terrorista-del-ira-que-pidio-perdon-a-sus-victimas-956

3.2. (...) gracias al coraje y don de masas del presidente Mandela, el «factor humano» del milagro sudafricano, en un proceso que junto con el carisma de su líder ha aportado al mundo un modelo participativo con una experiencia singular de reconciliación, por la que el perdón venía condicionado por el desvelamiento de la verdad. (Pág. 268)

3.2.1. Fisas, V (2016). Anuario de Procesos de Paz. (Edición 11). Recuperado del sitio de internet de Escola de Cultura de Pau: http://escolapau.uab.es/img/programas/procesos/16anuarie.pdf

3.3. Cuadro de procesos transicionales por el procedimiento de la formula de transición adoptada según cada caso. SE ANEXA CUADRO COMO ARCHIVO INDEPENDIENTE. (Pág. 33)

3.3.1. Uprimny, R. (2006). Las enseñanzas del análisis comparado: procesos transicionales, formas de justicia transicional y el caso colombiano. En ¿Justicia transicional sin transición? Verdad, justicia y reparación para Colombia ( pp. 17-44). Bogotá: Editorial Dejusticia -Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad. Recuperado de http://www.dejusticia.org/files/r2_actividades_recursos/fi_name_recurso.201.pdf

4. Argumento Retorico

4.1. Más allá de la noche que me cubre, negra como el abismo insondable, doy gracias al dios que fuere por mi alma inconquistable. En las garras de las circunstancias no he gemido ni llorado. Sometido a los golpes del destino mi cabeza sangra, pero está erguida. Más allá de este lugar de ira y llantos donde yace el horror de la sombra, la amenaza de los años me halla, y me hallará sin temor. No importa cuán estrecho sea el camino, ni cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma. (Poema 4)

4.1.1. Ernest. H.W. (1888). Invictus. Libro de Poemas. Serie Vida y Muerte.

4.2. "Lo opuesto al pasado no es el futuro sino la ausencia de futuro; lo opuesto al futuro no es el pasado sino la ausencia de pasado" (Párrafo 4)

4.2.1. Wiesel, E. (Diciembre 1986). Conference The Nobel Peace Prize 1986. Recuperado de http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/1986/wiesel-lecture.html

4.3. "El mal sufrido debe inscribirse en la memoria colectiva, pero para dar una nueva oportunidad al porvenir" Tzvetan Todorov (Pág. 13)

4.3.1. Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. (2013). ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Recuperado de http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/basta-ya-colombia-memorias-de-guerra-y-dignidad-2016.pdf