Informe Anual Banco de Pagos Internacionales Capítulo 1: Romper los círculos viciosos (Elaborado por: Patricia Santos)
by Milena Santos
1. 1. Persistencia de retos estructurales
1.1. La economía mundial sigue en desequilibrio, dado que la actividad sigue desacelerándose en muchas economías avanzadas mientras el resto de economías se expanden.
1.2. Los persistentes desequilibrios en los distintos sectores están trabando la recuperación; dado que el trabajo y el capital no se desplazan fácilmente entre sectores, la deficiente asignación de recursos durante una fase de auge dificulta la recuperación tras una crisis.
1.3. Los países que están creciendo con rapidez se enfrentan al problema de reconocer y reaccionar ante la aparición de auges financieros y, en muchos casos, también al reto de dejar de depender de las exportaciones.
1.4. Las dificultades que actualmente afectan a las economías avanzadas, aleccionan a las autoridades monetarias de las economías de mercado emergentes.
1.5. Ante la perspectiva de que continúe el crecimiento lento en gran parte del mundo, los países que hasta ahora han podido apoyarse en las exportaciones deberían acelerar sus esfuerzos para ampliar su capacidad de crecimiento interior.
2. 2. Riesgos para los bancos centrales sobrecargados
2.1. Se ven obligados a prolongar el estímulo monetario mientras los gobiernos actúan de forma rezagada y los ajustes se retrasan.
2.2. Las políticas monetarias acomodaticias son medidas paliativas que tienen sus límites. Sería un error pensar que los bancos centrales pueden utilizar sus balances para resolver cualquier problema económico y financiero: no pueden inducir el desapalancamiento, no pueden corregir los desequilibrios sectoriales y no pueden resolver problemas de solvencia.
2.3. Con tasas de interés nominales en niveles mínimos y balances de bancos centrales en continua expansión, los riesgos no pueden sino acumularse.
2.4. Si los problemas estructurales subyacentes no se corrigen durante la fase de recuperación, corremos el riesgo de crear el caldo de cultivo de una nueva crisis.
2.5. Aunque los bancos centrales de muchas economías avanzadas pueden no tener más remedio que mantener una política monetaria relativamente acomodaticia, deberían aprovechar cualquier oportunidad para presionar en favor del desapalancamiento, el saneamiento de balances y el ajuste estructural por otros medios. También deberían estar muy atentos ante la aparición de nuevos desequilibrios en los mercados de activos.
3. 3. Panorama fiscal desolador
3.1. La crisis financiera, al reducir los ingresos tributarios y elevar los costes para financiar la red pública de protección social, provocó un aumento explosivo de los déficits y de la deuda que obligó a las autoridades a prestar mayor atención a la amenaza latente que ya no parecía tan lejana: la enorme insuficiencia de financiación para cubrir las obligaciones en concepto de atención sanitaria y pensiones y un sector público que resulta inmanejable por su tamaño.
3.2. La interacción entre el sector financiero y el sector público fue un factor que aceleró el deterioro fiscal, y en los dos últimos años se ha intensificado la conexión entre la tensión del sector bancario y las presiones del mercado.
3.3. La atención mundial se ha centrado principalmente en Europa, donde con alarmante frecuencia se han producido crisis en torno a la deuda soberana. Pero tal y como quedó patente en las recientes rebajas de la calificación crediticia de Estados Unidos y Japón, y en las señales de alerta que han dado las agencias calificadoras con respecto al Reino Unido. los desequilibrios fiscales de largo plazo se extienden más allá de la zona del euro.
3.4. Es preciso que los gobiernos de todo el mundo aborden su apremiante situación presupuestaria. En la mayoría de las economías avanzadas, los presupuestos públicos, excluidos los pagos de intereses, deberían registrar un superávit de más del 2% del PIB durante 20 años seguidos tan solo para que la relación entre la deuda y el PIB volviera a los niveles anteriores a la crisis.
3.5. Lo prioritario es adoptar medidas a largo plazo que sean enérgicas y creíbles. Los gobiernos de las economías avanzadas deberían demostrar de manera convincente que pueden gestionar adecuadamente el gasto en pensiones y asistencia sanitaria a medida que envejece su población.
3.6. Las economías menos afectadas por la crisis financiera deberían aprovechar su situación actual de relativa solidez para encauzar sus finanzas públicas por una trayectoria sostenible a largo plazo.
4. 4. El cambiante entorno financiero
4.1. Las instituciones financieras están bregando por sobrellevar los efectos de la crisis, al tiempo que se enfrentan a un cambio de actitud de los mercados y a nuevas reglamentaciones.
4.2. Los grandes bancos siguen interesados en aumentar su apalancamiento sin considerar debidamente las consecuencias negativas, esperando que su importancia sistémica obligue al sector público a cubrir su quiebra.
4.3. El sector financiero esta recuperando el perfil de alto riesgo que tenía antes de la crisis. Las enormes pérdidas recientes en operaciones con derivados, nos recuerdan los peligros que esto conlleva.
4.4. Habría una mayor sintonía entre los incentivos de los bonistas y el interés público en general si los inversores tuvieran más claro que deberán asumir pérdidas si los bancos se ven en problemas.
4.5. Las políticas públicas deben inducir a los bancos a adoptar modelos de negocio menos arriesgados, más sostenibles y que redunden más claramente en el interés público.
4.6. Los gobiernos podrían dar al sector bancario un sano impulso si las autoridades se aseguraran de que las nuevas normas acordadas se aplican de forma universal y transparente.
4.7. Las autoridades deberían seguir exigiendo a los bancos que reduzcan su nivel de apalancamiento e impedir que lo vuelvan a aumentar utilizando nuevos instrumentos y tácticas.
5. 5. ¿Cuál es el futuro de la unión monetaria europea?
5.1. La crisis europea puede verse como un presagio de problemas que podrían extenderse a otros lugares si las políticas no logran romper los círculos viciosos generados por las deficiencias de la economía mundial: desequilibrios sectoriales, apalancamiento excesivo, sobreendeudamiento público y sobrecarga de los bancos centrales.
5.2. Un mercado financiero paneuropeo y un banco central paneuropeo requieren un sistema bancario también paneuropeo, una unión monetaria que centraliza el prestamista de última instancia de los bancos debe contar con un sistema bancario unificado.
5.3. Las propuestas recientes en materia bancaria son prometedoras porque permitirían avances rápidos dentro de los términos actuales de la unión monetaria.
5.4. El retorno de la normalidad cotidiana, a través de una moneda y un sistema bancario unificados, daría a los líderes de la zona del euro el tiempo que necesitan para terminar de establecer el amplio marco institucional que la unión monetaria precisa para ser viable a largo plazo.
6. Introducción
6.1. Han pasado cinco años desde el estallido de la crisis financiera y sin embargo el desequilibrio de la economía mundial persiste
6.2. Hay círculos viciosos que están afectando tanto a las economías avanzadas como a las emergentes